Teresa Rey
Cuídate
Micropunción cutánea: pequeños pinchazos que estimulan el colágeno de la piel
Esta técnica se basa en unos dispositivos que revitalizan el cutis y reducen arrugas
La micropunción cutánea es un tratamiento estético sencillo y no invasivo que se aplica para rejuvenecer la piel y disimular de forma progresiva las arrugas y otros signos de envejecimiento. Algunos expertos lo definen como un procedimiento intermedio entre el peeling y la mesoterapia facial. Para aplicarlo se usan unos aparatos específicos que buscan reactivar el colágeno perdido de la piel.
El método
El tratamiento no requiere de ningún tipo de anestesia, pero sí que puede resultar algo molesto, pues provoca unos leves pinchazos que son incómodos. Los dispositivos presentan dos formatos. Por un lado, pueden tener la forma de un rodillo (roller) o ser como una especie de lápiz en cuyo extremo posee una ruedecilla y que se conoce como Dermapen. Ambos son electrónicos y en su superficie presentan agujas insertadas que son las que al impactar contra la piel la estimulan.
Su aplicación depende de la pericia de la persona que lo administre, pero en un principio si se usa correctamente no tienen que provocar ningún daño tisular. Algunos expertos se decantan más por el sistema de Dermapen porque se puede regular en función del tipo de piel que se va a tratar cosa que con el roller no es posible. Y porque, en general, producen menos enrojecimiento y su estructura, que implica dispositivo con un cabezal más protegido, minimiza el riesgo de infecciones.
La velocidad y la profundidad de las agujas se efectúan de forma controlada con el objeto de provocar el menor daño a la epidermis.
Ventajas y resultados
Una de las ventajas de este método es que además de estimular el colágeno, las agujas pueden contener sustancias diversas como vitaminas, ácido hialurónico o factores de crecimiento, entre otros. De esta manera, se contribuye a una mayor revitalización de la dermis. En un principio no se tienen que producir efectos secundarios graves salvo algún eritema que tiende a remitir en unas horas, siempre en función de las características de la piel de cada uno.
Las sesiones faciales suelen realizarse en unos 30 minutos, pero para obtener resultados serán necesarias varias y espaciadas en el tiempo. En general, la media es de entre 4 y 6 sesiones con un espacio de una o dos semanas.