Teresa Rey
Cuídate
¿Cómo debe ser el cuidado de los labios de las personas mayores en invierno?
La dermis se somete a un gran número de agresiones externas con el frío y hay que protegerla bien
El invierno en general no es un buen compañero de la piel, como tampoco lo es el sol en verano. La dermis se somete a un gran número de agresiones externas durante los meses de frío, que acusa de forma directa ofreciendo un deterioro mayor, sobre todo, si somos mayores y no prestamos atención a estos cuidados que necesita el órgano más extenso que poseemos y que además de cubrirnos externamente nos protege.
Cómo envejecen
Existen una serie de zonas sensibles principalmente porque siempre están expuestas a las inclemencias ambientales, al estar al descubierto siempre. Son aquellas que componen el rostro y las manos. Dentro del conjunto de la cara, los labios adquieren una importancia especial, y en el caso de las personas mayores no se deben descuidar para evitar que su apariencia se vea perjudicada o que surjan complicaciones.
A medida que envejecemos la piel experimenta cambios, que se van a reflejar en los labios igualmente. En el rostro, los músculos sufren distintos procesos, por ejemplo los que están relacionados con los gestos se hacen más fuertes, como los encargados de elevar las cejas, lo de la frente o los del ceño, pero también los que nos ayudan a mover los labios para por ejemplo soplar o silbar, y los que propician que movamos el mentón. Esto provoca que las arrugas comiencen a ser cada vez más marcadas y profundas en cada una de estas zonas, explican desde la Sociedad Española de Medicina Estética (@SEMEstetica).
De forma paralela la estructura de los huesos se ve alterada. Se produce una pérdida progresiva del espesor de la masa ósea. En uno de los lugares más evidentes donde se aprecia este proceso es en la mandíbula, ya que como consecuencia de él se produce una retracción de la misma. Los huesos que soportan las mejillas se desgastan de una forma sustancial y esto provoca una caída del rostro y un aplanamiento de los pómulos.
Si trasladamos esto a los labios, observamos que su evolución tiene una íntima relación con la manera en que lo hace el resto de la cara. El maxilar superior y la mandíbula retraen la parte inferior de esta, dando lugar a que sea menos consistente y esto influye en la aparición de los surcos nasogenianos que son las arrugas que surgen alrededor de la boca y su vez genera que el labio inferior se vea más grande con respecto al inferior. El hecho de que se acontezca una atrofia del músculo orbicular provoca el que los labios vayan mostrándose cada vez más finos, entre otros aspectos.
Con el tiempo se pierden también grasa y estructuras subcutáneas, además de presentar una mayor fragilidad de los capilares. Disminuye el agua que hay entre las células, las fibras elásticas pierden su eficacia y su aspecto se vuelve más seco y rígido.
Este es a grandes rasgos el proceso que hace más vulnerables nuestros labios con el paso del tiempo, así como el resto de la piel. Ahora bien, si ante este hecho poco se puede hacer ya que se trata de un proceso normal de la naturaleza, lo importante es prestar atención a esta parte del cuerpo, sobre todo, para que no se reseque más de lo debido. Es decir, siempre podemos adoptar medidas preventivas para evitar males mayores.
El frío y los labios
El frío, los cambios bruscos de temperatura, es decir, pasar de ambientes cálidos propiciados por las calefacciones al exterior donde ocurre todo lo contrario, daña la piel de los labios. La humedad y el aire también son perjudiciales. Es por ello, que en esta época del año no debemos descuidar la hidratación de esta parte del rostro, ya que como indican desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV @aedv_es), se pueden agrietar con facilidad e incluso es probable que aparezcan heridas.
Una de los falsos mitos respecto a la hidratación de los labios es pensar que al humedecerlos con la lengua ya les proporciona este estado saludable que necesitan. Sin embargo, los dermatólogos aseguran que esta práctica no proporciona dicha ventaja. Los labios se tienen que hidratar también, de la misma manera que nos echamos crema en la cara o en las manos estos tienen que recibir un cuidado específico. Si los humedecemos y entran en contacto con el frío del exterior, provocaremos el efecto contrario al deseado.
Así pues las personas mayores deben cuidar sus labios con productos diseñados y formulados para esta parte del rostro. Hay distintas opciones como los bálsamos labiales o protectores, pero que deben estar compuestos de elementos adecuados para hidratar la zona. Es importante ponernos estos productos cada vez que vayamos a salir a la calle e incluso hacer distintas aplicaciones si vamos a estar durante mucho tiempo en la intemperie.
Del mismo modo, debemos beber agua, a pesar de que en los meses más fríos apetezca menos, y al mismo tiempo hemos de cuidar la alimentación. Por otra parte, si fumamos debemos ser conscientes de que este hábito perjudica de forma notable al estado de la piel, además de ser en general perjudicial para la salud.