Victoria Herrero
Cuídate
Pasarse con el alcohol puede provocar lo que se llama el síndrome del corazón festivo
El consumo elevado y en un espacio corto de tiempo puede desembocar en la aparición de arritmias
No es una buena noticia, por mucho que el nombre pueda inducir a ello. Más bien todo lo contrario. Lo que se denomina como síndrome del corazón festivo es la arritmia que sucede a un consumo importante de bebidas alcohólicas en un breve espacio de tiempo. Fuertes palpitaciones, sudoración, cansancio, molestia torácica o mareos que se unen al dolor de cabeza de la popularmente conocida como resaca.
¿Cómo sucede?
Lo que sucede en estos casos, como explican desde el Grupo Hospiten (@hospiten), es que se produce una alteración del sistema eléctrico del corazón debido a un hábito excesivo en un corto espacio de tiempo. ¿La consecuencia? El corazón se resiente incluso si no se ha tenido ningún problema cardíaco con anterioridad.
Algo que descubrió por primera vez el doctor Philip Ettinger (@Rutgers_NJMS) en el año 1978 tras analizar a varios pacientes y comprobar cómo todos habían consumido abundante alcohol los días anteriores. Esa era la causa común de esos latidos del corazón poco comunes que, sobre todo, se repiten tras las fiestas navideñas o en verano, cuando se tienen más días libres y el buen tiempo invita a disfrutar del tiempo de ocio.
El alcohol es un tóxico para el corazón, pero sobre todo muestra su cara más amarga cuando se bebe de forma brusca, en un corto espacio de tiempo y en cantidades elevadas. De esta manera, libera adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que producen una aceleración del ritmo cardíaco.
Pese a que pueda parecer grave, se trata de un problema leve, siempre y cuando no se convierta en algo muy habitual. En estos casos ya se estaría hablando de una dependencia al alcohol y de muchos más efectos negativos para la salud. Pero antes de que esto suceda y solo si se da en ocasiones puntuales, lo bueno es que no se necesita tratamiento farmacológico para corregir la dolencia. Bastará con descansar ese día, comer bien y no olvidarse de estar bien hidratado.
Si, por el contrario, las señales de peligro se mantuvieran pese a todo, quizás sería adecuado acudir a un médico para descartar otras posibles afecciones que puedan derivar en complicaciones, como un infarto.
El consumo excesivo de alcohol no trae nada bueno
Un vaso de vino tinto puede proteger al organismo gracias a su poder antioxidante, como confirman estudios de la Universidad de Castilla La Mancha (@uclm_es). Pero un vaso, no una botella entera cada día, aseguran estos expertos. Y es que cuando la ingesta de bebidas alcohólicas se dispara es cuando empiezan a aparecer los problemas de salud, especialmente cuando se trata de personas mayores.
Un consumo en el que confluyen factores como el ambiente social o cultural, el fácil acceso al producto o la publicidad que une estas bebidas con la diversión.
Pero volviendo a la salud de la población, esto se traduce en unas consecuencias negativas, sobre todo en lo referente a la dependencia que generan. Así, más de 200 enfermedades y trastornos tienen su origen en una ingesta abusiva de alcohol, como recuerdan desde la Organización Mundial de la Salud (@WHO). Y entre estas afecciones es preciso comenzar por el cerebro. En este caso, lo que hace este hábito nocivo es cambiar el humor de las personas, alterar el razonamiento lógico y producir una pérdida progresiva tanto de la memoria como de otra serie de capacidades mentales.
A nivel cardiovascular, ya se ha visto lo que puede hacer el etanol: aumenta la presión sanguínea y debilita las paredes del músculo cardíaco, haciendo que le resulte más complicado seguir con su capacidad funcional de bombear sangre. Por su parte, el páncreas es el órgano que más sufre en lo que se refiere al sistema digestivo, así como el hígado. En los casos más severos se puede llegar a desencadenar una hepatitis muy grave, conocida como cirrosis.
Pero aún hay más. Si se trata de una persona mayor con diabetes y que no sepa controlar su consumo de alcohol, este puede provocar importantes complicaciones en su patología previa. Y es que ayuda a la liberación de glucosa del hígado y esto puede aumentar el riesgo de tener un mayor nivel de azúcar en sangre.
Eso por no hablar, en el caso de los varones, de los problemas de disfunción eréctil, así como la incidencia en una debilidad y parálisis de los músculos oculares o un daño en la producción de masa ósea. En este último caso, dicha afección puede traer consigo un adelgazamiento de los huesos y, como consecuencia, un aumento del riesgo de fracturas.
Por último, en la lista de consecuencias nefastas de una ingesta poco recomendable de bebidas alcohólicas se encuentra el debilitamiento del sistema inmunitario. Unas defensas que no se encuentran tan fuertes para luchar contra todo tipo de enfermedades que se presenten.