Síntomas de la migraña que quizás no conozcas

Si frecuentemente sufres o has sufrido migrañas, seguramente estés acostumbrado a sus síntomas más frecuentes, como el dolor de cabeza intenso e incapacitante o las nauseas. Sin embargo, hay migrañas que se desarrollan de una manera distinta y sus síntomas nos pueden confundir. Aunque lo habitual es que aparezcan durante la niñez y la adolescencia, y se den de manera más frecuente en mujeres entre los 30 y los 45 años, la migraña nos puede sorprender en cualquier momento de nuestra vida. Conocer estos síntomas puede ayudarnos a tratarla y recuperarnos mejor.

Síntomas de la migraña que no conocías: el aura

No todas las migrañas cursan con aura, pero cuando lo hacen, podemos pensar que estamos sufriendo una enfermedad de mayor gravedad. El aura es un aviso de nuestro sistema nervioso, y surge justo antes de que se desencadene la migraña, o durante ella. Generalmente se trata de fenómenos visuales, como destellos de luz o visión distorsionada, que incluso se puede llegar a perder durante unos minutos.

En otras ocasiones se trata de sensaciones táctiles, molestias motoras o verbales. Podemos sentir una intensa debilidad en nuestros músculos, o sentir como si alguien nos estuviera tocando. De acuerdo con la Clínica Mayo, otros síntomas que podemos llegar a experimentar, y que pueden llegar a alarmarnos incluyen pinchazos en un brazo o en una pierna, debilidad en un lado del cuerpo o del rostro, que pueden llegar a quedarse paralizados (lo que se conoce como migraña hemipléjica).

Aunque te parezca raro, durante una migraña con aura puedes experimentar movimientos espasmódicos que no puedes controlar, experimentar dificultad para hablar y también escuchar ruidos o música inexistentes.

¿Cuánto duran estos síntomas de la migraña?

Generalmente, el aura de la migraña dura entre veinte minutos y una hora. Nos está anunciando la cefalea que seguirá al aviso (en ocasiones, se dan de manera simultánea), por lo que al notar los primeros síntomas, deberíamos tomar la medicación adecuada (si estamos diagnosticados y la tenemos) y hacer reposo. Existen medidas preventivas, como la dieta o la fisioterapia, que pueden ayudarnos en el tratamiento de la enfermedad, pero es necesario acudir al neurólogo para tener un diagnóstico que nos ayude a conocer las causas, si las hay, y nos proporcione el tratamiento más adecuado para tratarla.