Los sénior, indignados: No probar medicamentos en mayores atenta contra "el derecho a la salud"

Edadismo y medicamentos: la mayoría no se prueban en mayores pese a ser sus principales consumidores

Que la mayoría de medicamentos para enfermedades tan comunes como la diabetes o la osteoporosis no están probados en población mayor de 75 años es una realidad olvidada. Sin embargo, muchos mayores, que son precisamente la población que más fármacos consume, sufren a diario las consecuencias de esta infrarrepresentación de ancianos en los ensayos clínicos de medicamentos y vacunas. Su comercialización, con pruebas únicamente en población sana de 18 a 65 años, lleva a situaciones como que muchos médicos receten "a ciegas" sin saber cuáles serán los efectos en el organismo de los más mayores de numerosos medicamentos.

Por eso, aunque aseguran que es un tema complejo, varias asociaciones de mayores consultadas sobre el tema, apelan al derecho universal a la salud y a "erradicar" este nuevo caso de discriminación por razones de edad, que además afecta a la vida de casi 9 millones de personas mayores de 65 años que viven en España. De ahí que piden derribar los estereotipos relacionados con la edad y enfoques innovadores a la industria farmacéutica y las agencias reguladoras de medicamentos para una mayor inclusión de los pacientes mayores de 75 años y con más de una enfermedad en los ensayos clínicos.

"Hay que evitar el edadismo arbitrario y hacerlo con rigor científico"

Para José Manuel Freire, presidente de la Comisión de Sanidad de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (@PlataformaPMP) imponer un límite de edad, –que en la mayoría de ensayos clínicos es de 18-65 años,  "es algo arbitrario". El profesor emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad, apela además a la necesidad de entender que no todos los mayores son iguales, ni están en las mismas condiciones de salud como para que se les excluya de los ensayos clínicos de manera sistemática. "Desde la PMP defendemos que hay que evitar el edadismo arbitrario y segundo, hacerlo con rigor científico".

"Es un tema muy complejo, pero habría que trabajar para erradicar esta desigualdad y el resto de edadismos que hay en nuestra sociedad. Habría que cambiar criterios en base a datos y no a creencias. Algunas, como la seguridad de los pacientes, son justificables, pero otras, como los mayores costes o la complejidad logística, son fácilmente solucionables". Propone además "hacer las cosas de manera diferente" aprovechando la tecnología actual, el big data y los avances de la farmacotecnia para lograr más información acerca de los efectos de los medicamentos en la población anciana. "Está comprobado que los organismos públicos de investigación hacen ensayos más equitativos que la industria farmacéutica, especialmente laboratorios de EEUU", apunta.

Un derecho universal a la salud, que no se puede limitar por edad

Al respecto, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA (@CEOMA_ong) José Luis Fernández Santillana, propone que la participación de los mayores en los ensayos clínicos de medicamentos y vacunas "extendería el ámbito de la muestra", y además posibilitaría hacer un análisis teniendo en cuenta "el factor edad". En concreto, se refiere a la necesidad de diferenciar que "lo que no afecta a un joven podría no afectar a un mayor y viceversa".

Pero por encima de todo reivindica que que "el derecho a la salud es un derecho universal que no se puede limitar por razón de edad". Y coinciden con la PMP en que deberían respetarse las garantías científicas del ensayo y la libertad del posible participante de decidir si lo hace o no, en lugar de que se imponga un límite previo basado únicamente en la edad crónológica – la que aparece en el DNI– y no biológica del sujeto. 

Hay que fomentar la participación de mayores voluntarios, pero con seguridad

En opinión del médico jubilado, impulsor del movimiento contra la exclusión financiera de los mayores, Carlos San Juan. No es culpa de nadie y de todos a la vez. Por un lado, señala que existe la evidencia de que "no se investiga lo suficiente los fármacos en mayores de 75 años". Pero asegura que lo "peliagudo del asunto" es que no solo implica a la industria farmacéutica, si no también a autoridades, falta de especialistas geriatras y demás "trabas que se presentan en el camino". 

En muchas ocasiones los investigadores o los laboratorios, acaban apostando por otras vías debido a su mayor complejidad, como procesos más largos, costosos y presencia de más de una enfermedad en gran parte de los mayores. A esto, se suma, según San Juan, que en muchas ocasiones son los propios mayores los que no participan en los ensayos clínicos porque no saben de su existencia, o si muestran interés, acaban retirándose por "miedo" o cualquier otra circunstancia que acaba paralizando los ensayos.

Por eso llama a hacer más divulgación sobre la posibilidad de presentarse voluntario a estos ensayos entre los mayores e informarles con rigor. "No queremos ser conejillos de indias, pero muchos estaríamos encantados de participar, si nos dejan, pero frecuentemente nos echan para atrás por tomar más de un medicamento o cualquier otra circunstancia porque somos pacientes más complejos", nos explica en una entrevista telefónica.

TOP5 empresas farmacéuticas (por facturación mensual de ventas en farmacia)

Fuente: Health Market Research/ septiembre 2023

De izquierda a derecha: Juan Goñi Iturralde, CEO de Laboratorios Cinfa; Peter Ploeger, director general de Boehringer Ingelheim España; Martín Pérez Segado, director Laboratorios Normon; Rodrigo Gribble, director general de Novo Nordisk España; João Madeira, Country Manager Viatris Spain.

"Creo que a los mayores nos da miedo participar"

Desde la Federación de Asociaciones de Personas Mayores de Cataluña (@Fatec), su presidente Josep Carné explica que su percepción es que a los mayores les da miedo participar en ensayos clínicos. "Son varias las propuestas que en FATEC hemos recibido para participar en procesos de investigación y cuando lo trasladamos al target para su participación nos encontramos con muchas dificultades para encontrar participantes, salvo honradas excepciones". 

"Como ejemplo, recientemente nuestra Federación está trabajando a nivel europeo en un proyecto internacional que consiste en la reducción de la prescripción de las benzodiacepinas y otros sedantes hipnóticos a las personas mayores dado el riesgo que comporta. Nos han propuesto otros ensayos en los que a un grupo les daban una determinada medicación y a otros simplemente placebos para ver la diferencia y el problema es el de encontrar personas dispuestas a participar", puntualiza Carné.