Marco Herrera
Deporte para mayores
Cómo era el Atlético de Madrid que alcanzó su primera final de Copa de Europa hace 45 años
Cayendo en el desempate ante el Bayern
El 15 de mayo de 1974, el Atlético de Madrid se plantaba por primera vez en la Final de la Copa de Europa. Los rojiblancos, que venían de eliminar al Galatasaray turco, al Dinamo de Bucarest, al Estrella Roja de Belgrado y al Celtic con un recordado y durísimo partido de ida en Glasgow, alcanzaban así la ansiada Final del torneo europeo más importante de clubes.
El rival
Frente a ellos el Bayern de Múnich, que venía siendo uno de los conjuntos más fuertes de la década de los 70, con jugadores como Franz Beckenbauer o Gerd Müller. Muchos de los jugadores del plantel bávaro habían ganado la Eurocopa de Naciones dos años antes y, ese mismo verano, el de 1974, también se proclamarían Campeones del Mundo en el Mundial de Alemania frente a Naranja Mecánica holandesa de Johann Cruyff.
El estadio Heysel de Bruselas (de triste recuerdo una década más tarde tras albergar otra Final de Copa de Europa entre Liverpool y Juventus) acogía el encuentro, en una época en la que los viajes de grandes masas de aficionados a otros ciudades no eran muy habituales, al menos si no había equipos ingleses de por medio.
El partido y los protagonistas rojiblancos
El equipo madrileño saltaba al terreno de juego con Miguel Reina en la portería; Francisco Melo, José Luis Capón, Adelardo Rodríguez y Ramón Heredia en la zaga; Eusebio Bejarano, José Ufarte y Luis Aragonés en el medio del campo; y como delanteros jugaron Ignacio Salcedo, José Eulogio Gárate y Javier Irureta. Heraldo Becerra y Alberto Fernández entrarían desde el banquillo a las órdenes de Juan Carlos Lorenzo, que dirigía al conjunto de la capital de España.
Las crónicas hablan de un partido feo, tosco, en el que ambos equipos jugaron bastante precavidos. Tras el final de los 90 minutos reglamentarios se llegó a la prórroga, y en el minuto 114 de esta, una falta botada de forma magistral por Luis Aragonés acababa en la red de Sepp Maier. Los alemanes, lejos de hundirse, no tardaron ni cinco minutos en empatar, y un cañonazo desde más de 30 metros a la desesperada del central Schwarzenbeck sorprendía a Miguel Reina y acababa en gol.
Entonces no se desempataba mediante penaltis, y fue dos días después cuando se jugó un desempate en el que no hubo color y los alemanes golearon al equipo español por 4 a 0 con dos goles de Müller y dos de Hoenes. De ese modo acababa una Final que durante décadas quedó en el recuerdo de los aficionados rojiblancos y de muchos seguidores españoles como una gran oportunidad perdida.