Mariola Báez
Deporte para mayores
Ejercicio físico y patología cardiaca, ¿son compatibles?
Las personas con alguna dolencia cardiovascular deben tomar las debidas precauciones
Son tantos los beneficios que el ejercicio proporciona al organismo que desaconsejarlo, de manera radical, es algo que ocurre en pocas ocasiones. A nivel de prevención y cuidado general de la salud, la actividad física, siempre adaptada a las características de cada persona, es básica. También lo es a la hora de evitar la aparición de las distintas cardiopatías, tal como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), en cambio, la duda sobre su conveniencia surge cuando ya existe alguna dolencia que afecta al corazón y o al sistema vascular. En estos casos, ¿es bueno el ejercicio?
¿Puedes hacer deporte si sufres alguna cardiopatía?
Fibrilación auricular, cardiopatía isquémica, valvulopatías, patologías congénitas… la mayoría de las distintas dolencias cardiovasculares comparten puntos en común, pero cada una es distinta y, además, puede tener un mayor o menor grado de desarrolloy gravedad, por lo que, es impensable dar una respuesta genérica a esta cuestión.
La Fundación Española del Corazón subraya que cada persona que sufre una enfermedad de este tipo es distinta y que una minuciosa valoración individual previa al ejercicio es fundamental. En el caso de cardiopatía isquémica, por ejemplo, no es lo mismo alguien que haya tenido un infarto y esté en fase de recuperación, que otra persona que, tras una angina de pecho se haya sometido a una cirugía de revascularización.
En general, el ejercicio aeróbico moderado siempre irá a favor de la salud cardiovascular por su capacidad para reducir factores de riesgo como la tensión arterial alta, el estrés o la obesidad, pero ante la existencia de una cardiopatía, debe ser el médico especialista quien determine o supervise el programa de ejercicios más conveniente en cada caso, teniendo en cuenta el nivel de exigencia que su desarrollo puede suponer. La capacidad para el deporte de una persona que padezca una dolencia cardiaca puede verse limitada.
El cardiólogo deberá evaluar si el ejercicio implica algún riesgo, antes de aconsejar a un determinado paciente su práctica. Pruebas como un ecocardiograma, que indican cómo se comporta el corazón en su función como músculo esencial del cuerpo; un cateterismo que determine si hay algún tipo de obstrucción arterial, o una prueba de esfuerzo, con la que pudiera detectarse algún tipo de arritmia, son una medidas preventivas extra que, en determinados casos de presencia de cardiopatías, pueden ser necesarias para aprovechar los beneficios de la actividad física, pero con total seguridad.