La enfermedad de Parkinson es la segunda dolencia neurodegenerativa más frecuente entre los mayores de 65 años después del alzhéimer y en nuestro país la sufren entre 120.000 y 150.000 personas, según datos de la Sociedad Española de Neurología. Además, cada año se diagnostica unos 10.000 nuevos casos.
“La enfermedad de Parkinson es una enfermedad caracterizada principalmente porque los pacientes presentan temblor de reposo, rigidez, pérdida de habilidad o rapidez para realizar funciones motoras, trastornos posturales y/o trastorno de la marcha. Sin embargo, un paciente con párkinson puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del comienzo de los síntomas motores, muchos trastornos no relacionados con la motricidad, como son la pérdida de olfato, el trastorno de conducta del sueño REM y la depresión. Conocerlos e identificarlos puede ser clave para poder mejorar los tiempos de diagnóstico de esta enfermedad”, señala el doctor Javier Pagonabarraga en una nota de prensa publicada por la Sociedad Española de Neurología.
Los problemas de movimiento que sufren estos pacientes han motivado a un grupo de investigadores de la Escuela John A. Paulson de Ingeniería y Ciencias Aplicadas (SEAS, por sus siglas en inglés) de la Universidad Harvard y de la Facultad Sargent de Ciencias de la Salud y Rehabilitación de la Universidad de Boston, en Estados Unidos, a crear un esqueleto que permita a estas personas a andar sin sufrir episodios de congelación, que suelen ocurrir cuando la persona está andando, favoreciendo las caídas.
Un aparato robótico que evita la congelación
Tal y como explican en la página web de la Universidad de Harvard, la prenda robótica se coloca alrededor de las caderas y los muslos. Una vez colocado el aparato da un suave empujón a las caderas mientras la pierna se balancea, permitiendo que el paciente pueda dar una zancada más larga.
El efecto es instantáneo. No hace falta ningún entrenamiento especial, ya que gracias a la tecnología utilizada, los datos de movimiento que recopilan los sensores y los algoritmos, el aparato genera "fuerzas de asistencia junto con el movimiento muscular".
Gracias a este aparato, la congelación se elimina por completo y los pacientes que lo utilizan pueden andar más rápido y más lejos también.
"Descubrimos que solo una pequeña cantidad de asistencia mecánica de nuestra suave vestimenta robótica produjo efectos instantáneos y mejoró consistentemente la marcha en una variedad de condiciones para el individuo en nuestro estudio", ha explicado Conor Walsh , profesor de Ingeniería y Tecnología Aplicada Paul A. Maeder. Sciences at SEAS y coautor correspondiente del estudio que se ha publicado en la revista Nature Medicine.
Para demostrar el potencial de este aparato, el equipo ha publicado un vídeo donde puede verse cómo funciona este esqueleto que comenzó a fabricarse en 2022.
"Aprovechar robots blandos y portátiles para evitar la congelación de la marcha en pacientes con párkinson requirió una colaboración entre ingenieros, científicos de rehabilitación, fisioterapeutas, biomecánicos y diseñadores de indumentaria", aclara Walsh, cuyo equipo colaboró estrechamente con el de Terry Ellis, profesor y departamento de fisioterapia. Presidente y Director del Centro de Neurorrehabilitación de la Universidad de Boston.
Han trabajado con un paciente de 73 años
Desde que se formó el equipo, estuvieron seis meses trabajando con un paciente de 73 años que, a pesar de los tratamientos que seguía, tenía episodios de congelación más de 10 veces al día, provocándole caídas frecuentes: "Debido a que la movilidad es difícil, fue un verdadero desafío para esta persona incluso entrar al laboratorio, pero nos beneficiamos mucho de su perspectiva y comentarios", explica Walsh.
Además de las caídas, el paciente no podía caminar y tenía que utilizar una silla de ruedas motorizada para poder desplazarse: "Como no entendemos realmente la congelación, no sabemos realmente por qué este enfoque funciona tan bien. Pero este trabajo sugiere los beneficios potenciales de una solución 'de abajo hacia arriba' en lugar de 'de arriba hacia abajo' para tratar la congelación de la marcha", añade.
"Vemos que restaurar la biomecánica casi normal altera la dinámica periférica de la marcha y puede influir en el procesamiento central del control de la marcha", concluyen los autores.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.