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La papada se debe a la acumulación de grasa o el descolgamiento de la piel que hay debajo de la barbilla, la cual contiene poca elastina y colágeno, dos proteínas responsables de la elasticidad y tersura de la dermis.
Aunque es más habitual entre los adultos mayores, lo cierto es que puede aparecer a cualquier edad, pues detrás hay múltiples y variadas causas. La pérdida brusca de peso, el envejecimiento de la piel, la obesidad, la exposición solar o el abuso del teléfono móvil, debido a una postura que mantiene el cuello inclinado hacia abajo en exceso, son solo algunas de ellas.
Aunque la papada no supone ningún problema de salud, para muchas personas sí adquiere un carácter antiestético que empeora su imagen y atractivo. Para ello, se recurre a tratamientos como la liposucción o el lifting de cuello, la radiofrecuencia, los hilos tensores, el lipoláser o la mesoterapia virtual. No obstante, para aquellos que guardan cierto respeto a dichas intervenciones, también es posible recurrir a ejercicios sencillos que puedes ejecutar en tu propia casa y que corregirán poco a poco esa temida papada.
Lengua de prensa
En este primer ejercicio, debes sentarte con la espalda recta y los hombros descolgados. Acto seguido, extiende el cuello como si estuvieras mirando al techo y aprieta la lengua contra el paladar superior y posterior. Después, sin dejar de hacer presión con la lengua, flexiona la cabeza hasta tocar el pecho con la barbilla. Finalmente, relaja la lengua y vuelve a la posición inicial. Haz veinte repeticiones cada día para obtener un resultado visible.
Tensar los músculos del cuello
Cierra la boca apretando los dientes y, al mismo tiempo, activa todos los músculos del cuello, como si mordieras un objeto con muchísima fuerza. Una forma de saber que lo estás haciendo bien es si las orejas y las cejas también experimentan una elevación. Con hacerlo diez veces cada día será más que suficiente.
Estiramiento del cuello
Siéntate en el suelo, con la espalda recta y los brazos bien extendidos hacia los lados. A continuación, estira el cuello hacia adelante todo lo que puedas. Luego, gira el cuello con cuidado hacia uno de los lados, manteniendo la posición durante unos segundos. Regresa a la posición inicial y repite el movimiento hacia el otro lado. Haz diez repeticiones de este ejercicio para tonificar la papada.
Los puños
En este caso, junta los codos de ambos brazos y, al mismo tiempo, coloca los puños cerrados, con las palmas mirando hacia tu cuello, debajo de la barbilla, justo en la zona de la papada. Una vez adoptada la postura, abre la mandíbula mientras haces presión con la lengua en el paladar, siempre con los puños ofreciendo resistencia. Aguanta dicha contracción durante varios segundos y relaja la mandíbula. Repite el movimiento unas cinco veces.