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No cabe la menor duda de que las palomitas de maíz gozan de una popularidad prácticamente universal y complemento, para muchos, imprescindible a la hora de ver una película en el cine o en casa. Pero esos granos del maíz, alimento claramente saludable, puede no ser lo tanto cuando se consume después de prepararlo en pocos minutos dentro de un microondas.
Las palomitas no son más que maíz, aceite y sal, pero el problema llega cuando encontramos esas palomitas se han elaborado de manera industrial y en demasiadas ocasiones con exceso de sal y aceites vegetales poco recomendables. En más de uno de estos envases de palomitas para preparar en casa podemos comprobar que junto al maíz se utilizan ácidos grasos trans, grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, o aceite de palma, un producto con gran contenido de grasas saturadas que favorecen el aumento del colesterol en el organismo.
Por si esto fuera poco, la dosis habitual de sal que se añade es un 4%, lo que significa que por cada 100 gramos de palomitas se están ingiriendo 4 gramos de sal.
Tampoco se libran del análisis las etiquetadas como palomitas dulces. Aquí el problema no es la sal sino el azúcar que puede llegar hasta un 33% por paquete. La web Sinazucar.org explica que un envase mediano de 250 gramos de palomitas dulces incluye 132 gramos de azúcar que son el equivalente a 33 terrones, con lo que 100 gramos de estas palomitas aportan al consumidor 511 kilocalorías, más que las palomitas saladas que nos aportan 483 kilocalorías.