65ymás
Una prueba audiológica consta de diferentes exámenes que tratan de determinar si una persona padece una pérdida auditiva y la gravedad de la misma. Normalmente, el especialista en audición comienza realizando una serie de preguntas en relación con nuestra capacidad auditiva, para comprobar, por ejemplo, cómo percibimos nuestra audición, si hemos estado sometidos a ruidos fuertes u otros incidentes, si tenemos antecedentes familiares de pérdida auditiva, o si oímos mejor con un oído que con otro.
A continuación, el especialista examinará los oídos con un instrumento específico llamado otoscopio. Con esta evaluación el médico puede observar si existe algún problema en el conducto auditivo o en el tímpano. Tras el examen físico, se comprueba la capacidad auditiva. Estas pruebas, especificadas por la Asociación Europea de Fabricantes de Aparatos Auditivos (EHIMA), tienen lugar en una habitáculo tranquilo sin ruido de fondo, o insonorizado:
Prueba de tonos puros
Este examen evalúa la capacidad de oír diferentes tonos puros a través de auriculares insonorizados. Se le pide al paciente que indique el momento en el que escucha un tono, bien apretando un botón o bien levantando la mano.
Prueba de conducción ósea
En algunas ocasiones, el especialista puede realizar una prueba de conducción ósea para medir la capacidad de oír tonos puros, colocando un diminuto aparato de conducción ósea detrás de la oreja. Esta prueba reflejará si existe algún problema en la cavidad del oído medio (la parte del oído entre el tímpano y la ventana oval).
Audiometría del habla
A continuación, se examina la capacidad de comprender el lenguaje. Con esta prueba se evalúa si existen problemas en los nervios auditivos encargados de mandar las señales del oído al cerebro, o si hay alguna dificultad para que el cerebro pueda comprender el habla y ciertos sonidos.
Timpanometría
La última prueba es la timpanometría, en la que se evalúa el estado del oído medio y la movilidad del tímpano.
Audiograma
Los resultados de estas pruebas quedan reflejados en un audiograma, que mostrará el grado de pérdida auditiva y si el uso de audífonos sería beneficioso.
¿Cómo se interpreta el audiograma?
El axioma vertical del audiograma representa el volumen o la intensidad del sonido, que se mide en decibelios (dB). Si nos movemos hacia la parte inferior de este axioma, el sonido se hace más alto. Esto equivaldría a subir el volumen de la radio. En la parte superior del axioma encontramos el decibelio cero que representa el sonido más suave que una persona es capaz de oír, por tanto, este cero no significa que no se es capaz de oír.
El axioma horizontal del audiograma representa la frecuencia o el tono del sonido, que se mide en Hertzios (Hz). La frecuencia del sonido se incrementa de forma gradual, cuanto más nos movemos hacia la derecha del axioma. Este movimiento puede compararse con tocar el piano desde la parte izquierda e ir gradualmente hacia la parte derecha, donde los tonos se hacen cada vez más agudos. En una conversación normal las frecuencias suelen estar entre 500 y 3000 Hz.
Durante una prueba auditiva se registran los resultados en el audiograma mediante O en rojo, para el oído derecho, y X en azul, para el oído izquierdo. Las líneas rojas y azules obtenidas muestran el umbral auditivo de cada oído, pudiendo ocurrir que los resultados sean diferentes en cada uno de ellos.
En términos generales, cuantas más marcas existan bajo la línea de 25 dB, más difícil será entender lo que se dice durante una conversación normal. Y en situaciones en las que existe mucho ruido de fondo suele ser aún más difícil poder oír de forma adecuada.