En una de nuestras manos –teóricamente limpia– pueden vivir tranquilamente 150 especies distintas de bacterias. Y si se trata de una mano femenina, todavía más, debido quizá al distinto pH de su piel. El estudio se llevó a cabo en la Universidad de Colorado. Los investigadores identificaron más de 4.700 especies de bacterias diferentes en 102 manos humanas analizadas en el estudio y sólo cinco de estas especies eran compartidas por los 51 participantes.
Según explica Noah Fierer, director del trabajo, el pH de la piel podría estar involucrado en la mayor diversidad bacteriana de las manos femeninas, ya que los hombres suelen tener una piel más ácida, y según estudios anteriores, cuanto más ácido es un ambiente, más dificultad tienen los gérmenes para sobrevivir. Esta diferencia también podría deberse a la distinta sudoración y producción de glándulas de grasa entre hombres y mujeres, a la frecuencia de aplicaciones de cremas o cosméticos, al grosor de la piel o a la producción de hormonas.
Lavado normal
Lo más curioso es que el lavado normal de las manos no parece afectar a la diversidad bacteriana. Y lo más sorprendente es que sólo 17 de cada cien especies de microorganismos estaban en las dos manos del mismo individuo; es decir, que la mano derecha y la mano izquierda albergaban colonias distintas de gérmenes.
Los voluntarios del estudio compartían una media de sólo el 13 por ciento de las especies de bacterias.
La permanencia
Además -y al margen del estudio de las manos- otras investigaciones señalan que nosotros transportamos y dejamos nuestra huella bacteriana con una irresponsabilidad enorme.
Toser delante de un pañuelo, sin ir mas lejos, es mucho mas higiénico que hacerlo libremente. Un estornudo ante cualquier objeto puede mantener bacterias y virus desde 20 minutos hasta 2 horas. Un muchacho que estornude ante un pupitre puede contagiar a quien una hora mas tarde ocupe el mismo lugar. Se sabe también que los contagios de la gripe, por ejemplo, son menores cuando se instala el hábito lavarse las manos.
Corbatas infecciosas
También hace algún tiempo, se recogía en la prensa un curioso estudio que significaba que el 47 por 100 del personal hospitalario que lleva corbata, transporta en ella suficientes bacterias como para propagar y trasladar enfermedades de un sitio a otro. Se demostró, por ejemplo que aquellos que trabajaban en contacto directo con los enfermos tenían unas corbatas ocho veces mas infecciosas que los que estaban en cualquier otro lugar del centro sanitario.
Pero claro, que el médico lleve corbata parece importante. ¿Por qué? Pues porque según las encuestas, un médico correctamente vestido da mas confianza al paciente, ve en el un mayor amparo profesional y sobre todo “una mayor seguridad en la salvaguarda del secreto profesional.”
Sobre las flores
Y hay cosas mucho peores. Por ejemplo, esa costumbre de enviar flores al hospital. No somos conscientes de que en una cucharada de agua de un florero hay 20 millones de bacterias. Es verdad que ya el personal sanitario se cuida de no meter las flores en la habitación. Pero para dar una idea digamos que si llevara un ramo de flores a un paciente con quemaduras (no le dejarían, claro) sería ponerle junto a la cama una impresionante fuente de infección. En un ramo dentro de un centro sanitario se han encontrado pseudomonas, aeromonas, serratias y una serie llamativa de bacterias. Y para quienes tienen debilitado el sistema inmunológico eso constituye un auténtico peligro.
Porque, por ejemplo, los gérmenes del agua de un florero fueron resistentes a la gentamicina -potente antibiótico- que se añadió al agua. Lo mismo ocurrió cuando se llenaron los floreros con agua destilada. Además se comprobó que los gérmenes del florero eran los mismos que infectaron a los pacientes del área de postoperatorio. En una unidad de quemados con dos pacientes infectados por una pseudomona se encontró el germen en seis ramos de flores. Bien es verdad que las flores ya se restringen solo a las parturientas y suelen quedar fuera de la habitación.
Por lo mismo a los pacientes mas susceptibles de infección se les eliminan las verduras crudas de la dieta, especialmente el tomate, el rábano y el apio.
El teléfono
Aunque los móviles han hecho disminuir el uso del teléfono público, es este un artefacto que debería erradicarse de un hospital. No puede olvidarse que 7 de cada 100 personas que están en un centro sanitario adquieren allí una infección que no tenían. Y uno de los medios de transmisión es el teléfono. Piense siempre que antes de usted ha hablado alguien. Y las condiciones sanitarias de ese alguien se desconocen. El hecho además de que no se pueda desinfectar como otros elementos hace que el teléfono pueda ser realmente un distribuidor añadido de esos gérmenes contra los que se lucha.
...Y el reloj
Y además, el reloj. Parece que el estafilococo aureus utiliza el reloj de muñeca para trasladarse dentro de un centro sanitario. Tras estudiar a mas de 650 profesionales, se pudo comprobar que es precisamente en la pulsera del reloj donde ese estafilococo anida y de donde pasa a las manos. Al estudiar el número de bacterias de quienes no llevaban reloj se vio que era mucho menor. La conclusión es obvia: alguna infección hospitalaria puede deberse a la cómoda costumbre de llevar reloj.
Es verdad que la infección hospitalaria va descendiendo y el nivel de desarrollo la sitúa ya en ese porcentaje mínimo que se considera inevitable. Pero es casi seguro que si evitáramos ese transporte gratuito de bacterias, ese porcentaje disminuiría aun mas.