Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorA la hora de cocinar, existen hábitos muy arraigados que pueden no ser del todo buenos para nuestra salud y, en algunos casos, tener consecuencias más bien negativas. Acciones que llevamos haciendo desde hace años que hacen que los alimentos pierdan nutrientes o que incluso se contaminen. Y es que la mayoría de las intoxicaciones alimentarias tienen su origen en la cocina.
Detectar esos errores será un gran paso para fomentar una buena salud y calidad de los alimentos cocinados.
Cada alimento tiene su lugar y su manera de ser almacenado correctamente. Patatas, cebollas, ajos han de estar alejados de la luz y de la humedad. La pasta, el arroz, el azúcar y la harina en envases herméticos y en lugares frescos y secos. El pescado en envases cerrados o envueltos en papel de aluminio en la nevera, pues es un alimento que desprende mucho olor y puede contaminar con él otros alimentos. Los lácteos hay que agruparlos en la nevera y alejados del pescado pues absorben los olores.
La higiene es básica para todo, pero en la cocina es especialmente importante. Lavarse bien las manos y de manera frecuente con agua y jabón será necesario para no traspasar los gérmenes que puedan estar en ellas a los alimentos ni entre ellos. El uso de guantes puede dar una falsa sensación de seguridad, pero solo servirán para protegerse en caso de heridas.
Los huevos son muy delicados y sensibles a la contaminación por bacterias. La cáscara hace de protección, pero si los lavamos esa protección natural disminuye y en algunos casos desaparece.
El aceite a altas temperaturas forma sustancias nocivas para la salud, por eso es importante no dejar que humee. En este sentido, el aceite de oliva virgen, por su composición, aguanta temperaturas más elevadas por lo que se deteriora más lentamente. No obstante, a la hora de freír procura que el aceite no supere los 170ºC.
No es recomendable reutilizar el aceite más de 2 o 3 veces y solo si es limpio y de buena calidad. Usarlo más veces o cuando sus condiciones de conservación no son óptimas puede influir negativamente en la hipertensión.
Cuando se cuecen las verduras, parte de sus vitaminas, especialmente las hidrosolubles como son las del grupo B y C, se pierden, pasan al agua. Usa la cantidad adecuada para hervirlas, solo hasta cubrirlas, y reutilizada el agua para hacer algún caldo o, si quieres mantener sus propiedades, cuécelas al vapor.
Hay que seguir el proceso de descongelación de los alimentos, sin alterar la cadena del frío. Descongelar la comida dejándola a temperatura ambiente o lo que es aún peor bajo el chorro de agua caliente o en el microondas, facilitará el riesgo de contaminación microbiana, pues las bacterias se reproducen entre los 4 y los 60ºC. Lo correcto es dejar que se descongelen dentro del frigorífico.
Después de cocinar solemos dejar enfriar completamente la comida antes de guardarla en el frigorífico para que este no se estropee. No obstante dejar la comida fuera de la nevera más de dos horas puede hacer que se desarrollen microorganismos. Bastará dejarla enfriar un poco antes de guardarla en la nevera sin riesgo a que ni esta ni la comida se estropeen.
En ocasiones hay comida que se ha quedado al fondo de la nevera y para verificar si aún está en condiciones de consumirla solemos probarla. Esto es un error pues, si está mala, estarás ingiriendo bacterias. Si tienes la sospecha de que la comida puede haberse estropeado, lo mejor es deshacerte de ella.
Al juntar alimentos crudos con alimentos cocinados puedes favorecer la contaminación cruzada. Guárdalos por separado y atención: limpia bien la tabla y los cuchillos cuando utilices unos y luego otros. Algo parecido pasa con la tortilla que a veces se sirve en el mismo plato con la que se le ha dado la vuelta y en el que pueden quedar restos de huevo crudo.
En líneas general, hay que tener en cuenta el tiempo que los alimentos pasan a temperatura ambiente, ya sean en crudo como cocinados, el tiempo de cocción, cómo se manipulan y mantener una muy buena higiene de los utensilios, el entorno y las manos.