Con el paso de los años la piel pierde sus propiedades, especialmente elasticidad, firmeza y humedad, además de ser muy común la aparición de zonas de pigmentación en la piel.
Tener una piel bonita siempre ha sido una preocupación tanto a nivel estético, además de ser muchas veces un reflejo de nuestro estado de salud. No en vano el 90% de las alteraciones que sufre el órgano más grande de nuestro cuerpo, se deben a los daños que se producen por la radiación ultravioleta: quemaduras, melanoma, envejecimiento, cáncer de piel y la reactivación de algunos virus como el herpes labial.
Pero no todo lo relacionado con la luz del sol tiene efectos negativos. Encontramos beneficios como la vitamina D que sintetiza nuestro cuerpo, además de servir de alivio a ciertas enfermedades dermatológicas como la psoriasis, algunas dermatitis o el acné.
Por todo ello, para conseguir un buen cuidado de nuestra piel y que esta se mantenga saludable y con un aspecto joven y radiante, habrá que evitar ciertos actos que van en contra de su estado:
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No usar protector solar: Debemos ponerntos, todos los días, un protector con un factor mínimo del 30. Sin embargo, en las zonas más sensibles, como puede ser la cara, los párpados, los labios, las manos o la nariz, es necesario usar protección más alta.
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Hidratarse: La falta de hidratación está detrás de una piel escamosa y arrugada. Es necesario beber entre 2 y 3 litros de agua al día, ingerir abundantes frutas y verduras, seguir una dieta equilibrada y evitar el consumo de tabaco o café porque resecan la piel.
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Repetir la aplicación: Muchas veces pensamos que con ponernos una vez crema solar es suficiente para todas las horas expuestos al sol. Hay que repetir su aplicación a las 2 horas, además de unos 20 a 30 minutos antes de exponernos.
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Días nublados: también debe usarse crema con protección, ya que las radiaciones atraviesan las nubes.
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Horas: Evitar las horas de mayor intensidad solar, de 11:00 a 16:00h.
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Sin prepararse: No nos referimos solamente a las cremas, sino que para no recibir un golpe de radiación, se puede intentar broncearse de forma progresiva, teniendo al principio exposiciones cortas para luego ir aumentándolas en el tiempo. Por ejemplo, el primer día 15 minutos, e ir sumando 10 minutos cada día.
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Colonias: Intentar evitar el uso de colonias y desodorantes cuando se vaya a tomar el sol.
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Montaña: No solamente en la playa nos bronceamos. En la montaña se debe usar una fotoproteccioón más alta, ya que el riesgo de padecer una quemadura se incrementa un 4% cada 300 metros de altura.
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Gupos de riesgo: Los niños tienen una piel más fina y sensible y los ancianos tienen el sistema inmunológico.