Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorUn mensaje que circula por Whatsapp vincular el hecho de ir a la playa y a la piscina con el contagio del Covid-19, afirmando que el agua de mar mata al coronavirus mientras que bañarse en las piscinas es contraproducente porque el virus se reproduce en agua dulce, pero es falso.
Según el Informe sobre la transmisión del SARS-Cov-2 en playas y piscinas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 en playas, ríos, lagos y piscinas es a través de secreciones respiratorias que se generan con la tos y los estornudos y el contacto de persona a persona, por lo que deben mantenerse las recomendaciones generales relativas a cualquier otro lugar en estos sitios.
En cuanto a la playa, aunque actualmente no existen datos de la persistencia del SARS-CoV-2 en agua de mar, el efecto de dilución, así como la presencia de sal, son factores que probablemente contribuyan a una disminución de la carga viral y a su inactivación. El informe si destaca que aunque no existen estudios sobre la prevalencia de virus en la arena presente en playas o riberas, la acción conjunta de la sal del agua de mar, la radiación ultravioleta solar y la alta temperatura que puede alcanzar la arena, son favorables para la inactivación de los agentes patógenos.
En el caso concreto de las piscinas y spa, en dónde el uso de agentes desinfectantes está ampliamente implantado con el fin de evitar la contaminación microbiana de las aguas por la afluencia de usuarios, la concentración residual del agente de desinfección presente en el agua debería ser suficiente para la inactivación del virus. A lo que añade que los aerosoles generados por el agua presente en un balneario o en una instalación de aguas medicinales tendrán las mismas características de desinfección que las aguas de baño de estas instalaciones. Y en aquellos casos en los que el ambiente de las instalaciones se mantiene a temperaturas elevadas, como en el caso de las saunas y los baños de vapor, se espera que, debido a la alta temperatura (> 60 oC), la supervivencia del virus sea reducida.
Ciertamente, la supervivencia del SARS-CoV-2 en agua de ríos, lagos, pozas aguas remansadas de agua dulce y no tratada puede ser superior a la que se produce en piscinas y en el agua salada, y por tanto deben extremarse las medidas de precaución para evitar aglomeraciones, siendo éstos los medios acuáticos más desaconsejables en relación con otras alternativas.
Además, el Ministerio de Sanidad ha publicado una guía con recomendaciones para la apertura de actividades en piscinas, en la que señala que en el caso de las piscinas, el buen funcionamiento, mantenimiento y desinfección adecuada (por ejemplo con cloro y bromo) de piscinas, jacuzzis o balnearios deberían inactivar el virus. Esto implica que el principal riesgo de las piscinas debido al virus SARS-CoV-2 no es el agua. Los dos principales riesgos son las interacciones interpersonales sin respetar las distancias mínimas de seguridad y no realizar una limpieza y desinfección adecuadas de las superficies de las zonas comunes.
La Organización Mundial de la Salud establece que los niveles de cloro deben ser mucho más altos que los requeridos, para matar a un virus como el COVID-19: En agua potable las recomendaciones actuales son de, al menos, 15mg.min/litro. En el agua de la piscina, las recomendaciones actuales tratan de mantener un residuo de cloro libre de al menos 1.0mg/litro.