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Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y del Instituto de Salud Carlos III ha evidenciado por primera vez la existencia de una posible interacción entre el polen de gramíneas y las esporas de hongos presentes en el aire, que sería la responsable de las reacciones asmáticas.
El polen de gramíneas es una de las fuentes más importante de asma en nuestro país, afectando a un 80 % de las personas con alergia respiratoria. Este tipo de afección provoca una inflamación crónica de las vías respiratorias que disminuye en gran medida la calidad de vida de los pacientes, siendo la identificación de los mecanismos que provocan estos procesos un punto clave para el desarrollo de terapias eficaces.
Sin embargo, hasta el momento, poco se conocía acerca de la causa que llevaba a que los alérgicos a las gramíneas sufriesen ataques fuertes de asma durante la época otoñal, una época en la que su presencia en el ambiente es menor que en la primavera.
El proyecto de investigación, que se enmarca dentro de los trabajos de la Red de Asma, Reacciones Adversas a Fármacos y Alergia (ARADyAL; Instituto de Salud Carlos III), comenzó en 2018 a raíz de una colaboración con el Servicio de Alergología del Hospital General de Ciudad Real (miembro de ARADyAL) que reportó la existencia de pacientes, diagnosticados previamente con alergia al polen de gramíneas, pero con un cuadro clínico de asma severa en los meses de septiembre-octubre, cuando no puede ser detectada la presencia de polen en el aire.
"Tras la revisión de conteos mensuales de polen y otros aeroalérgenos, aportados por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), se observó que en los meses de la sintomatología se habían alcanzado picos máximos en los niveles de esporas fúngicas", explica Araceli Díaz Perales, del grupo de Alérgenos Vegetales del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas (CBGP, UPM-INIA) e investigadora principal de este estudio, que se ha publicado en la revista 'Allergy'.
Gramíneas secas infectadas por hongos
Durante el otoño, las gramíneas secas más comunes (avena, Dactylis sp., Phleum pratense, Lolium perenne, etc.) se encuentran infectadas con hongos, continúa la investigadora. Esta situación, desconocida hasta hace relativamente poco, es la que hace que la capacidad alergénica de las gramíneas se multiplique en esta estación hasta provocar los ataques de asma. "Las esporas de hongos podrían facilitar el acceso de los alérgenos de las gramíneas secas (similares a los del polen) a las vías respiratorias, desencadenando así los ataques de asma, a los que a su vez contribuyen potenciando la respuesta inmunológica", señala la investigadora.
"Al testar mediante pruebas cutáneas hasta qué punto los pacientes alérgicos a las gramíneas estaban sensibilizados a los hongos presentes en dichas gramíneas, descubrimos que solamente un 30% de ellos se encuentran sensibilizados a los hongos por lo que solamente la presencia de las esporas no es capaz de justificar los ataques de asma que sufren estos pacientes en otoño", detalla Guadalupe Hernández Ramírez, también investigadora del CBGP-UPM-INIA y participante en este trabajo.
Sin embargo, aunque por sí solos los hongos no serían capaces de provocar una reacción alérgica extrema en los pacientes, al combinarse con la acción de las gramíneas su potencial alergénico se dispara. "Nuestro estudio demostró que las esporas son capaces de interaccionar con alérgenos similares a los del polen presentes en las pajas secas. Al exponer a ratones alérgicos a gramíneas a esta combinación comprobamos cómo la mezcla de los dos componentes existentes en otoño, gramíneas secas y esporas fúngicas, es capaz de reproducir los efectos causados por el polen", añade.