Ampliar la edad en las pruebas de cribado del cáncer de mama, comenzando a los 40 años y terminando a los 79 años,puede reducir la mortalidad. Así lo ha demostrado un nuevo estudio publicado en Radiology, una revista de la Sociedad Radiológica de Norte América (RSNA), que tenía como objetivo comparar los beneficios y riesgos de diferentes escenarios de detección.
"Existe un debate en curso sobre las recomendaciones para las estrategias de detección del cáncer de mama, específicamente con respecto a la frecuencia de las pruebas y la edad a la que iniciarlas", señalan los investigadores en el estudio.
De hecho, la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA) recordaba el pasado año, con motivo del Día Internacional del Cáncer de Mama, la recomendación de la Unión Europea de ampliar el rango de edad en las pruebas de cribado de cáncer de mama desde los 45 a los 74 años (actualmente la edad de referencia está entre 50 y 69 años). Cabe destacar que en España solo cinco comunidades autónomas habían seguido esa recomendación, ampliando el rango de edad en sus cribados de 45 a 74 años, mientras que otras habían modificado ligeramente este rango de edad, pero sin llegar a la recomendación realizada por la UE.
En este sentido, los investigadores compararon los resultados de las pruebas de detección del cáncer de mama publicadas por la Red de modelos de vigilancia e intervención del cáncer (CISNET) para discernir los beneficios y riesgos de diferentes métodos de detección. Para ello, utilizaron datos de mujeres mayores de 40 años que se realizan, y no realizan, pruebas de detección de este tipo de cáncer a través de mamografías.
En concreto, analizaron los resultados de cuatro escenarios de detección: exámenes bienales entre 50 y 74 años, exámenes de detección bienales entre 40 y 74 años, exámenes de detección anuales entre 40 y 74 años, y exámenes de detección anuales entre 40 y 79 años.
"Para cada escenario, se compararon las estimaciones de CISNET de los beneficios medios de por vida. También se calcularon y compararon los riesgos que incluían resultados de detección falsos positivos por examen y biopsias benignas por examen", explican en el estudio.
Los resultados mostraron así que los exámenes de detección anual entre los 40 y los 79 años mejoraron la reducción de la mortalidad por este tipo de cáncer un 41,7%, frente a la detección bienal entre los 50 y los 74 años (25,4%), y la detección bienal entre los 40 y los 74 años (30%), evitando así "la mayor cantidad de muertes por cáncer de mama", señalan, es decir, 11,5 por cada 1.000.
Asimismo, observaron que estas personas ganaban la mayor cantidad de años de vida (230 por 1.000), frente a los otros escenarios de detección (de 6,7 a 11,5 por 1.000 y de 121 a 230 por 1.000, respectivamente). Y que los resultados de detección de falsos positivos por examen eran menores en la detección anual de 40 a 79 años (6,5%), así como las biopsias benignas por examen (0,88%).
Los investigadores concluyen así que "las estimaciones del modelo CISNET 2023 indican que la detección anual del cáncer de mama a partir de los 40 años proporciona el mayor beneficio para las mujeres y el menor riesgo por examen".
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.