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Vacunar a personas por encima de los 60 años es la estrategia más efectiva para reducir la mortalidad de Covid-19, según se recoge en un estudio basado en un modelo matemático, impulsado por la American Association for the Advancement of Science (Estados Unidos).
Así, aunque la vacunación de adultos más jóvenes tiene el fin de revertir la mayor parte de la incidencia de la enfermedad, vacunar a los adultos más mayores se perfila como la manera más eficaz de reducir muertes, tal y como se sugiere en este análisis.
Alrededor de un año después de la identificación del SARS-CoV-2, ya ha comenzado el despliegue de múltiples vacunas frente al virus en muchos países del mundo. En este sentido, aunque la producción de la vacuna se está ampliando cada vez más, la demanda excederá el suministro en los próximos meses.
Es por ello que surge un desafío "urgente", según los científicos, en torno a la optimización del reparto de la vacuna para maximizar el beneficio para la salud pública. Para cuantificar el impacto de las estrategias de priorización de las vacunas de Covid-19 sobre las tasas de incidencia acumulada de la enfermedad, y los años de vida perdidos, la investigadora Kate Bubar y sus colegas han utilizado un modelo matemático para comparar cinco estrategias de priorización estratificadas por edad.
El enfoque variaba los supuestos sobre el suministro total de vacunas disponibles, la estructura de edad específica de cada país y la eficacia de una vacuna hipotética que varía con la edad y, además, se utilizaron datos de países de todo el mundo.
En una de las estrategias de modelización que utilizaba una vacuna altamente eficaz que bloqueaba la transmisión y que se aplicaba prioritariamente a los adultos de 20 a 49 años, la incidencia acumulada de la enfermedad se redujo al mínimo.
Sin embargo, en la mayoría de los escenarios en los que se priorizó la vacuna para los adultos mayores de 60 años, la mortalidad y los años de vida perdidos se redujeron al mínimo, lo que sugiere que el beneficio óptimo proviene de la priorización de los individuos de mayor edad. Sin embargo, si una vacuna es menos eficaz en los adultos mayores, se podría dar prioridad a los grupos de edad más jóvenes, según los autores.
Asimismo, este trabajo también evaluó la vacunación basada en el estado serológico y, según los investigadores, para aumentar las dosis disponibles, habría que dar más prioridad a los individuos seronegativos. En este sentido, afirman que la vacunación de los individuos seronegativos mejoró la eficacia de la vacuna en la reducción de la transmisión global.
Así las cosas, el marco que aplicaron los autores puede utilizarse para comparar el impacto de las estrategias de priorización en otros contextos. Con todo, los investigadores señalan varias limitaciones de su estudio, entre ellas, que este considera la variación del riesgo de enfermedad solo por edad. Además, detallan que "otras consideraciones son cruciales, desde la equidad en la asignación entre países hasta las disparidades en el acceso a la atención sanitaria, incluida la vacunación, que varían según el barrio".
Diferencias con la estrategia de vacunación de la gripe
Por su parte, en una perspectiva relacionada, los investigadores Meagan Fitzpatrick y Alison Galvani han analizado cómo el estudio de Bubar y sus colegas sugiere que el enfoque óptimo para la vacunación contra la Covid-19 es diferente de la estrategia óptima para la vacunación contra la gripe, que indica que la prioridad es vacunar a los niños en edad escolar.
"Aunque pueda parecer intuitivo que las estrategias óptimas contra la gripe y el Covid-19 sean idénticas, la optimización de las vacunas no es única, incluso para patógenos aparentemente similares", escriben Fitzpatrick y Galvani.
Los cambios que obligan a vacunar primero a las personas mayores contra el SRAS-CoV-2 están relacionados con varios factores, tal y como apuntan, entre ellos, que el número medio de infecciones secundarias derivadas de un solo caso de SARS-CoV-2, cuando se supone que todo el mundo es susceptible, suele ser el doble que el del virus de la gripe.
Además, las vacunas contra la gripe tienen una eficacia variable en función de la edad, con una protección reducida para las personas mayores. Por el contrario, hasta ahora, los datos de los ensayos clínicos de fase III en curso de una vacuna contra el SARS-CoV-2 han mostrado una eficacia similar en todos los grupos de edad.