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José María Lagarón, investigador del Instituto de Agroquímica y Técnica Alimentaria del Centro Superior de Investigaciones Científicas (IATA-CSIC), ha lanzado un importante aviso sobre las mascarillas quirúrgicas, las más utilizadas por los españoles durante esa pandemia del coronavirus. Según este experto, estas mascarillas no son efectivas en espacios interiores, donde, asegura, siempre habría que ponerse una mascarilla FFP2.
"Cuando las testas, tienes que probar su eficiencia de filtración contra bacterias de 3 ó 4 micras, que debe ser superior al 95% o incluso al 98%. Pero nosotros tenemos una máquina para filtrar aerosoles, y cuando yo cojo una quirúrgica y la testo con aerosoles, me sale que la filtración estaría entre un 65% y un 80%. No más", explica en una entrevista en Nius.
Según Lagarón, las mascarillas quirúrgicas "no son bidireccionales". "Si yo tengo a alguien enfrente y me está hablando, los aerosoles que pasan por la mascarilla son entre un 15% y un 35%, y si estoy infectado, como además hay huecos por los lados de la mejilla, estoy aerosolizando el medio donde estoy. Ése es el problema. La gente sigue con la idea equivocada de que protegen a los otros pero no me protegen a mí. Y en interiores, no hacen ninguna de las dos cosas", agrega.
Preguntado entonces para qué valen las mascarillas quirúrgicas, el experto apunta: "Protege de que las bacterias que yo emito puedan pasar a través de la mascarilla, pero si yo tengo un virus, sólo me van a proteger en parte, hasta un 80% como mucho. Las más restrictivas llegan hasta el 85%. Por eso no valen para interiores, porque no nos estamos protegiendo de bacterias, no estamos en un hospital. Si alguien estornuda, o simplemente habla, como la mascarilla no es estanca, además, parte de esos aerosoles la atraviesan (entre un 15% y un 35%), y otra parte sale por los laterales".
Lagarón, que cree que las mascarillas FFP2 deberían ser obligatorios para interiores, pero el problema es que no hay suficientes, indica que las quirúrgicas sólo son efectivas para estar en el exterior: "A mí no me importa llevar una quirúrgica en la calle, o incluso una de tela, porque lo máximo que me pueden llegar son las partículas más gruesas. Todo lo que sea superior a 3 micras, la quirúrgica lo bloquea hasta en un 99%, me lo va a parar. El problema es lo que está por debajo, porque el tamaño del virus es de 0.15 micras. Lo que está claro es que los aerosoles pueden pasar a través de quirúrgicas, pero no a través de las FFP2. Una FFP2 sólo deja pasar el 5% de los aerosoles".
"Con las quirúrgicas no estamos bien protegidos en interiores. Yo, en una habitación donde hay otras personas con quirúrgicas o textiles (que ya es el colmo), no puedo estar tranquilo. Hay cada vez más evidencias de que la transmisión aérea es posible y, si no es la vía principal de transmisión, al menos es importante. Si tienes un supercontagiador en una habitación, como no te pongas una FFP2 o FFP3 vas a acabar contagiado, seguro. El problema es que no hay un número suficiente de EPIS, y además son más caras… Yo creo que están esperando a que lo recomiende claramente la OMS", afirma.
Por otra parte, se muestra todavía más crítico con las mascarillas de tela: "Esto es la tomadura de pelo más grande de esta pandemia. Las venden como higiénicas, porque no se pueden certificar como quirúrgicas, no pasarían los ensayos. Con una mascarilla textil es fácil hacer una prueba: si soplas y apagas la llama de un mechero, lo que tienes puesto es una red de tenis".