La viruela del mono, rebautizada como mpox, que causó una crisis sanitaria a nivel mundial –incluida España– en 2022, vuelve a estar de actualidad.
Recientemente, la Organización Mundial de Salud declaró de nuevo la emergencia de salud pública de interés internacional por la expansión de una nueva 'cepa', detectada el año pasado en República Democrática del Congo, y que ha afectado ya a población de varios estados del centro de África.
"En el último mes, se han notificado más de 100 infecciones confirmadas en laboratorio del clado 1b en cuatro países vecinos que no habían declarado casos de mpox anteriormente: Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda", explicaban en un comunicado –tras esta declaración, también se detectó un positivo en Suecia–.
"La aparición de un nuevo clado, su rápida propagación en el este de la República Democrática del Congo y la notificación de casos en varios países vecinos son muy preocupantes", advertía el director de la OMS, Tedros Adhanom, que pedía la colaboración internacional para frenar estos brotes, haciendo llegar vacunas y mejorando los métodos de diagnóstico y la detección, entre otras acciones.
¿Riesgo en mayores?
Ahora bien, ¿debe preocupar a las personas mayores de España, a nivel individual, una posible llegada de esta 'variante' del virus?
65YMÁS ha consultado con varios expertos y todos coinciden en la misma previsión: es poco probable que, si detectan casos, el colectivo mayor resulte especialmente afectado, como sí sucedió, por ejemplo, con otras enfermedades como la Covid-19.
Y es que, por lo que se ha podido ver en los últimos años, buena parte de las personas que enferman tienen edades inferiores. Concretamente, en 2024, de 247 casos declarados en España por infecciones de mpox –que circula por el país desde 2022–, sólo ocho eran mayores de 60 años y ninguno superaba los 70. "El 62,8% de los casos tenía entre 30 y 49", explican en un informe oficial de comienzos del mes de agosto.
Y es poco probable que la tendencia cambie con la nueva cepa, más, teniendo en cuenta de que se trata de un colectivo inmunizado frente a la viruela: en su mayoría recibieron la vacuna cuando eran jóvenes –se dejaron de inocular a finales de los años 70–.
"Cierta protección residual deben tener. Esto explicaría por qué en la República Democrática del Congo los casos se concentran en niños y adultos jóvenes, mientras esquivan a quienes tienen más edad", argumenta el epidemiólogo e investigador de la Fundación Fisabio, Salvador Peiró (@VoroPeiro). "Pero no sabemos cuanta protección ofrece estar vacunado o si decaerá en personas muy mayores", apostilla.
“En principio sí que hay protección. No se sabe en qué grado, porque ha pasado mucho tiempo, pero sí que la hay. De hecho, los patrones epidemiológicos marcan que los casos son prácticamente inexistentes", apunta el inmunólogo y catedrático de parasitología de la Universidad de Valencia, Rafael Toledo (@alfwarrior), que afirma que "no son una población en riesgo".
Coincide con Peiró y Toledo, el miembro de la Asociación Madrileña de Salud Pública (@amasap), Juan Antonio Ramón Soria. "El efecto se pierde con el tiempo, pero es esperable que la protección frente a enfermedad grave se mantenga en adultos mayores de 50 años. En España, están prácticamente todos vacunados. Y entre los 40 y 49 años, una parte variable lo están, sobre todo los más mayores", explica.
Además, su riesgo de exposición podría ser limitado, puesto que los brotes no suelen ser masivos: el patógeno se contagia por contacto muy estrecho, lo que dificulta una rápida expansión y facilita la intervención –vacunación y otras medidas no farmacológicas–.
"Es muy improbable que haya una expansión importante", prevé Peiró, si bien, puntualiza, "si se produce algún brote en entornos donde hay personas mayores, habría que adoptar las medidas habituales de prevención de enfermedades de transmisión por contacto".
"No veo un peligro, más allá de que aparezcan casos. No creo que tenga capacidad para provocar una situación preocupante", añade Toledo.
¿Quién debe vacunarse?
Cabe recordar que, por ahora, a la espera de posibles cambios que puedan implementarse esta semana por parte de las autoridades sanitarias, sólo se recomienda la dosis frente a la viruela para los contactos estrechos con inmunodepresión –incluyendo VIH–, embarazadas en cualquier trimestre de gestación, población infantil y personal sanitario o de laboratorio que haya tenido algún problema con el equipo de protección personal.
Igualmente, se aconseja una dosis preventiva para personas que mantienen prácticas sexuales de riesgo y para quienes tienen riesgo ocupacional de estar expuestos al virus, siempre que no se pueda garantizar el uso adecuado de elementos de protección. En estos dos casos, se recomienda una segunda dosis, una vez transcurridos 28 días desde la primera.
"No es una vacunación masiva a toda la población, sino según el riesgo. Igualmente, en los países donde han surgido los brotes, en las familias o los contactos estrechos de las personas que tienen la enfermedad también está indicada", contextualiza el jefe de inmunología del Hospital Virgen Arrixaca, Manuel Muro (@manuelmuro5).
¿Qué se sabe de la nueva cepa? ¿Es más grave?
Por otra parte, de momento, se desconoce si la nueva cepa será más peligrosa que la anterior, en caso de que se expanda por Europa, aunque sí que, estadísticamente, parecería más grave en África –con una supuesta letalidad del 3%–.
"Sabemos que la variante 1b es mucho más transmisible que la 2 (la que causó el brote de 2022 y todavía produce casos en Europa, fundamentalmente por contacto sexual tanto en hombres como mujeres). Es posible que sea más grave, pero no tenemos claro si la mayor letalidad se debe a la falta de atención sanitaria –la República Democrática del Congo vive una situación de conflicto armado con muchas dificultades para prestar atención médica– o a una mayor gravedad intrínseca de la cepa", sostiene Peiró. Una conclusión, que comparten tanto Rafael Toledo como el miembro de Amasap, Juan Antonio Ramón Soria. Cabe indicar que la capacidad diagnóstica en dichos países es limitada, lo que implica que las estadísticas podrían no aproximarse a la realidad.
"No sabemos todavía si la variante actual es más peligrosa y contagiosa que la anterior. Existen primeras sugerencias de que indican que puede haber una mayor mortalidad, el primer tipo fue del 1% y el actual de entre el 3-6%", apunta Muro.
¿Qué medidas ha tomado la Unión Europea?
En este contexto, el Comité de Seguridad Sanitaria de la Unión Europea (UE), que se ha reunido este lunes ante la emergencia sanitaria internacional por la viruela del mono, ha señalado que "no se recomienda" el control en las fronteras por la expansión de la viruela del mono, ya que el riesgo en la UE aún es "bajo".
Ante esta situación, el Ministerio de Sanidad ha asegurado que España dispone de un stock de 500.000 vacunas contra la viruela del mono, que podrían usarse a 1/5 de dosis por vía intraepidérmica y desplegarse así en alrededor de dos millones de dosis, aunque indican que no se recomienda la vacunación a la población general.
Además, Sanidad ha apuntado que "hay capacidad de adquirir nuevas vacunas a través de la compra conjunta de la UE".
Este martes, las comunidades autónomas se reunirán con el Ministerio en la Ponencia de Alertas y el miércoles en la Comisión de Salud Pública. "Se discutirá la posibilidad de actualizar los protocolos de actuación y mejorar la vigilancia para obtener mejor información sobre los clados, con el objetivo de optimizar la toma de decisiones", adelantan desde Sanidad.
Hoy se ha reunido el Comité de Seguridad y Salud de la UE y luego, diferentes unidades de la Administración General del Estado implicadas en la respuesta a Mpox.
En general la recomendación de la UE es clara: vigilar, vacunar y trabajar con la comunidad.
Además, la ministra de Sanidad, Mónica García, ha explicado este lunes las medidas aprobadas por parte del Gobierno:
Publicar semanalmente los datos epidemiológicos.
En Sanidad Exterior, aumentar la información (webs oficiales, aeropuertos...), trabajar con autoridades aeroportuarias y aerolíneas para mejorar la información y, en viajeros, valorar en la indicación de vacunación, según el perfil individual.
Explorar técnicas de monitorización de aguas residuales para ver la evolución de los niveles de mpox.
Reactivar el Grupo de Trabajo de Infecciones de Transmisión Sexual con sociedad civil y sociedades científicas.
Terminar la Evaluación de Riesgo en España por parte del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, así como la información dirigida a la población, que estarán pronto disponibles para consulta.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.