Indignación: un médico denuncia en redes que recetan a un anciano 13 fármacos que no necesita
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Interacciones entre medicamentos prescritos por especialistas, sobremedicación o atención no adaptada a la edad. Todos estos problemas, recurrentes para muchas personas mayores, se deben, en cierta medida, a la falta de personal médico especializado en nuestros sistema de salud. Al menos así lo entiende el exdirector de residencias y coordinador del grupo de Psicología del Envejecimiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria), Juan Castilla.
"No hay una visión integral. Los que nos dedicamos a este sector tenemos que entender a los mayores enfocándonos en tres áreas: biológica, psicológica y social", afirma el experto. Según Castilla, los médicos que suelen atender a las personas suelen ser de Familia y "saben lo que saben", no son especialistas.
Además, el experto denuncia que es raro que haya geriatras en las residencias y que tampoco los hay en todos los hospitales. En su opinión, se trata de un asunto "político y sanitario" que debería resolverse incluyendo a estos profesionales en los diferentes ámbitos sanitarios. "La mayoría de personas que trabajan en las residencias pueden llevar muchos años y ser sensibles a los mayores, pero no son geriatras", señala.
"Hay muchos ingresos en hospitales de gente mayor por reacciones adversas de medicamentos".
Una de las razones es que muchos profesionales del sector no quieren trabajar en centros residenciales y aspiran a llegar a ser empleados por hospitales o en unidades especializadas. "Recuerdo que hace 12 años puse un anuncio para buscar geriatras para una residencia y no contestaba nadie", apunta. Por ello, se suele contratar a médicos "junior" que no tienen la misma experiencia, pero que "abaratan los costes".
Asimismo, la situación española contrasta con la de otros países del norte de Europa como Inglaterra. "La geriatría es muy valorada", sostiene. Según el psicólogo, en estos sistemas de salud existen unidades especializadas, hospitales geriátricos y trabajar en los centros residenciales está mejor considerado. "En nuestro país, las residencias son de tercera división. Muchas se están convirtiendo en algo parecido a aquellos hospitales en los que la gente iba a morir", critica.
Consecuencias de la falta de geriatras
Una de las consecuencias más visibles de que no haya suficientes médicos especializados son los casos de reacción adversa en personas mayores por interacciones entre medicamentos. "El que esto pueda ocurrir lo sabe el que lee noticias sobre geriatría", comenta. Y es que, a su parecer, los especialistas de otras ramas no tienen por qué saber si el fármaco prescrito puede llegar a ser perjudicial si se junta con otros. "A lo mejor el paracetamol puede no estar indicado para un mayor porque tiene algún problema en algún órgano", ejemplifica.
"A veces, un medicamento que es realmente necesario puede hacer interacción con otro y suponer un coctel molotov para el paciente y que se ponga agresivo, llegue a tener alucinaciones o piense que le están drogando y se demencie. Hay muchos ingresos en hospitales de gente mayor por reacciones adversas", sostiene.
Por otra parte, el sector farmacéutico tampoco lo pone fácil, puesto que "muchos tratamientos están probados para población adulta pero no se piensan para los mayores". "Hay medicamentos que están contraindicados para menores de 14 años, pero que no se han hecho pruebas en población mayor", explica.
"No les puedes prohibir, debes informar y persuadir. Hay gente que es diabética, les pinchas insulina y luego se toman un bocata de panceta, pasa lo mismo con fumar".
De igual manera, la sobremedicación o el hecho de que no se la tomen correctamente son también un problema común para la población mayor. "Van acumulando tratamientos. Algunas veces se mosquean porque les estás quitando sus medicamentos de toda la vida. Cuando hubo el cambio a los genéricos pasó algo similar", recuerda.
Castilla piensa que este fenómeno tiene que ver también con que los médicos son aún considerados por buena parte de las personas de más edad como "semidioses" y que piensan asimismo que tomar fármacos supone que directamente una posible curación. "Hemos visto residencias en las que los familiares traían medicación bajo cuerda", denuncia.
Además, el modelo de Atención Centrada en la Persona supone que los médicos sólo recomiendan y que el paciente hace lo que considera oportuno. "Hay gente que es diabética, les pinchas insulina y, luego, se toman un bocata de panceta. Pasa lo mismo que con fumar: no puedes prohibir, debes informar y persuadir", apunta.
Pautas médicas
No obstante, Castilla entiende que los médicos también son responsables de la incorrecta medicación de los mayores y que, a veces, la rigidez de las pautas médicas, aplicadas sin sentido común, puede llegar a ser perjudicial para ellos. "Ha llegado a pasar que un residente vaya a un especialista y que le recomienden un medicación para dormir pero que le toque ingerir una de las tomas a las 2 de la mañana", cuenta.
Finalmente, el experto entiende que, en algunos casos, se prescriben medicamentos que se sabe que ya no hacen efecto en casos de enfermedades graves. Por ejemplo, muchos fármacos contra la demencia, que se sabe que no hacen nada al paciente en una fase avanzada se dan más pensando en la familia. "Es la seguridad que te da el medicamento. Simboliza: 'Voy a vivir más'", afirma. "Son decisiones muy complicadas. Al propio médico no le gusta fracasar. Llevan mal retirar tratamientos. A veces no gestionamos bien las malas noticias", concluye.