Fisioterapia

Los beneficios de la fisioterapia para personas que sufren bruxismo

Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Sábado 1 de junio de 2019

2 minutos

Este movimiento inconsciente de la musculatura de la mandíbula provoca dolores de cabeza o cuello

Fisioterapia para casos de bruxismo
Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Sábado 1 de junio de 2019

2 minutos

"Movimiento que se realiza en la zona de la mandíbula de forma inconsciente y normalmente por la noche". Así podríamos definir qué es el bruxismo. Un trastorno que, a la larga, provoca en la persona que lo padece dolores de cabeza, oído, molestias en el cuello o incluso al abrir la boca. Es más, si no se trata cuando es debido, puede que llegue un tiempo en que se experimente una dificultad para masticar o incluso para hablar en los casos más llamativos. 

Una vez concretadas las causas más comunes de esta dolencia: situaciones de estrés, ansiedad, desórdenes del sueño... se determina el tratamiento más adecuado en cada caso. Normalmente, el dentista te recomendará que por la noche uses en los dientes una férula dental de descarga para que estos no rechinen ni se ejerza presión en esa zona. 

¿Cómo puede ayudar la fisioterapia en casos de bruxismo?

Como en otras muchas dolencias, la fisioterapia puede ser de mucha utilidad. Así, en casos de bruxismo se trata de una terapia complementaria que ayudará a relajar esos músculos de la mandíbula y liberar tensiones contenidas en esa zona del cuerpo. De este modo, según cada caso, el especialista trabajará manualmente desbloqueando esa musculatura (articulaciones de apertura de la mandíbula, cuello o estiramientos cervicales) y aplicando calor para relajar esa zona. Además, se puede usar electroterapia, ultrasonidos o acupuntura para favorecer esa mejoría. 

Incluso el propio paciente puede seguir una serie de consejos que están en su mano para mejorar esos síntomas de bruxismo y que el fisioterapeuta le recomendará cómo debe realizarlos:

  • Intenta reducir el estrés diario con técnicas de relajación.
  • Haz automasajes de forma intensa y profunda con los que notes algo de dolor, pero sin que llegue a ser insoportable. Algunos de estos ejercicios pueden ser: masajear hacia arriba la zona de las sienes, recorrer con los dedos toda la mandíbula desde las orejas hacia el mentón, masajear este último desde la parte inferior del labio, mover la mandíbula inferior a ambos lados de la cara, abrir y cerrar la boca varias veces o realizar flexiones cervicales llevando el mentón al pecho. 

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Victoria Herrero

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