Toni Esteve
Salud
Fobia a los perros o cinofobia: por qué aparece y cómo superarla
Hasta un 10% de la población podría tener fobia a estos animales
La cinofobia, el miedo desmedido a los perros, es una fobia que normalmente tiene su origen en alguna mala experiencia durante nuestra infancia. Hablamos de un miedo irracional, no de la prudencia que algunas personas manifiestan ante los perros o de la falta de simpatía por la mascotas. En estos casos, estas personas simplemente ignorarán a un perro si se lo cruzan por la calle o no se mostrarán cariñosos, pero no tendrían ningún reparo en pasar cerca del él. En cambio, alguien que sufra de cinofobia probablemente cambie de acera o varíe su recorrido para no coincidir con el animal. De lo contrario, podría llegar a sufrir algún episodio de angustia o ansiedad.
El temor a los perros es algo que los expertos relacionan habitualmente con algún trauma infantil: algún perro que nos persiguió cuando éramos pequeños, que nos gruñó o que se nos echó encima y nos mordió, incluso si solo era para jugar. En ocasiones, este tipo de situaciones son provocadas por algún adulto, que conmina a acercarse o tocar al animal con el manido “si no hace nada, es muy manso y le gustan mucho los niños. Acarícialo así”. Por este motivo, los expertos recomiendan no forzar a los niños a exponerse a los perros.
La cinofobia es un tipo de problema más común de lo que muchos piensan. Algunos estudios apuntan a que hasta un 10% de los individuos sufren miedo excesivo e irracional hacia los perros. Puede provocar que quien la sufre modifique hábitos para no pasar por ciertos lugares por el temor a encontrarse con algún perro. Como en toda fobia, no existe un tratamiento farmacológico específico para superarla, a pesar de que se pueden prescribir algunos medicamentos par reducir la ansiedad y los síntomas de pánico. Por el contrario, se trata de un trastorno para el cual solo podemos encontrar cura mediante terapia o tratamiento psicológico.
Terapia de exposición
En este sentido, la terapia de exposición y la terapia cognitiva conductual son las más recomendadas por los profesionales de la salud a la hora de superar una fobia. En ellas se aplica al paciente una exposición gradual y reiterada aquello que le provoca su fobia específica, para que pueda aprender poco a poco a controlar la ansiedad.
En el caso de los perros, una forma de exponernos a la fuente de nuestra angustia puede ser a través de cachorros, puesto que nos sentiremos menos intimidados por el animal. Ya en una segunda fase, podemos dar el siguiente paso y tratar con perros adultos. Esta fase puede resultar más complicada y requerir más tiempo. En ocasiones el miedo no se perderá por completo, pero el simple hecho de poder tolerar su presencia (o llegar a tocarlos) ya es un gran avance para estas personas.
Si el afectado tiene algún familiar o conocido que posea un perro, puede empezar por acompañarle a pasearlo regularmente. No hace falta tocar o estar en contacto con el perro, solo el hecho de poder acompañarlo será un paso significativo para superar el miedo a su presencia.