Victoria Herrero
Salud
¿En qué consiste la hiperosmia o alta sensibilidad a los olores?
En el caso de los hedores desagradables, estas personas los notan con una alta intensidad
El término hiperosmia proviene del griego hyper (por encima, más allá) y osme (olfato) y podríamos traducirlo como un olfato muy desarrollado. Esto es en pocas palabras lo que les sucede a las personas que padecen un trastorno conocido como la hiperosmia; son capaces de percibir ciertos olores de objetos o personas que incluso no detectan o ven.
Es decir, tienen una alta sensibilidad ante todo tipo de fragancias y olores y para algunos puede ser una ventaja, como aquellos que por su desempeño profesional se han valido de esta rara patología como es el caso de sumilleres o perfumistas. Sin embargo, en el caso de aquellos hedores poco agradables, la sensación es mucho más intensa.
Especialmente grave es esa situación cuando se encuentran en espacios confinados donde se agolpan todo tipo de olores, por ejemplo medios de transporte públicos, hasta tal punto que pueden desembocar en mareos, vómitos o hasta desmayos. No es de extrañar, por tanto, que se vea mermada su calidad de vida.
¿Cuál es el origen de esta afección?
Se trata, como hemos comentado antes, de una afección poco común con lo que no afecta a mucha población; de ahí que no se sepa a ciencia cierta el verdadero origen de la hiperosmia. Sin embargo, se pueden acotar como varias las causas entre las que se encuentran el embarazado, la menopausia, ciertos trastornos del metabolismo o incluso alteraciones neuronales ya que algunos de estos pacientes que padecen hiperosmia tienen una mayor cantidad de conexiones neuronales entre las células detectoras del interior de la nariz y el bulbo olfativo que se localiza en el cerebro.
Incluso en ocasiones se ha llegado a relacionar la hiperosmia con los primeros estadios o síntomas de la aparición de otras enfermedades más serias como es el caso del alzhéimer o el párkinson.
¿Hay tratamiento?
No existe una cura como tal para esta patología ya que depende del grado de afectación de cada persona, por lo que se suele recurrir a tratamientos individualizados entre los que podemos encontrar: exposición a lo largo del día a olores placenteros para esa persona, evitar aromas demasiado intensos o farmacología para inhibir las dopaminas.
En este caso, olvídate de ese mito que dice que fumar puede hacer que disminuyan los efectos de esta patología. No hay nada saludable ni recomendado que se pueda asociar con el pernicioso tabaco.