65ymás
La Fundación Española de la Nutrición (@FENnutricion) ha destacado la importancia de mantener una buena hidratación para reducir el riesgo de sufrir infecciones respiratorias, las cuales, junto a las infecciones urinarias, son dos de las principales causas de muerte en los adultos mayores.
De hecho, tal y como se recoge en el Libro Blanco de la Nutrición de las Personas Mayores, elaborado por la FEN y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria), durante el envejecimiento se producen cambios estructurales y fisiológicos que alteran la composición corporal, entre los que destacan el descenso en la proporción de agua.
A ello se une la disminución de la sensación de sed que hace que, en ocasiones, las personas mayores se olviden de que tienen que beber, con el consiguiente riesgo de deshidratación. En este sentido, los expertos han avisado de que este problema se puede ver agravado al vivir en ambientes con calefacción por el alto grado de sudoración.
Otras circunstancias que pueden contribuir a la deshidratación de las personas mayores, además de la disminución fisiológica en la sensación de sed, son el temor a beber a causa de problemas de incontinencia urinaria o dificultades en la capacidad de deglutir (disfagia). "No hay que olvidar tampoco que la polifarmacia, o el consumo de 4 o más fármacos, también afecta al estado de hidratación de los mayores", han añadido.
Las consecuencias de la deshidratación afectan a todos los órganos y sistemas del cuerpo, de ahí la importancia de mantener una correcta hidratación. Por este motivo, y para evitar esta situación, instituciones, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, aconsejan una ingesta diaria de entre 2 y 2,5 litros de agua. Esto se puede traducir en el consumo de un vaso de agua en cada comida principal (desayuno, comida y cena) y al menos otros 4-6 vasos repartidos a lo largo de la jornada.
Para llegar a consumir la cantidad de líquido recomendado también se pueden beber caldos vegetales, de carne y de pescado (desgrasados). Además, los expertos han recordado que siempre es aconsejable una dieta rica en frutas y hortalizas, ya que también contribuye a la ingesta de agua.
Síntomas de deshidratación
La xerostomía o boca seca es uno de los síntomas más frecuentes de la deshidratación, además de un efecto secundario de muchos fármacos. Otros síntomas son los labios agrietados, la mucosidad oral seca, la turgencia de la piel o el color oscuro de la orina.
En el caso de personas mayores que se encuentren ingresadas en residencias, además de identificar a los residentes con riesgo de deshidratación, los expertos de la FEN aconsejan contar con protocolos de hidratación que determinen la ingesta básica recomendada para cada ingresado.
"Para alentar la ingesta de líquidos se proponen varias medidas válidas para todo el colectivo de mayores, como es aumentar el consumo de bebidas con sabores variados y sales minerales ya que, por su palatabilidad, permiten una mejor ingesta de líquidos. Otras alternativas interesantes son el té y las infusiones", han zanjado los autores del Libro Blanco de la Nutrición de las personas mayores en España.