Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLas llagas son heridas que pueden aparecer en cualquier parte de la cavidad bucal. Suelen salir sobre todo sobre la mucosa, en el interior de las mejillas, la lengua, el paladar o la base de las encías, de forma redondeada u ovalada y un color blanquecino o amarillento, normalmente con un halo rojizo alrededor. Son comunes entre las personas que llevan dentadura postiza y no se ajusta bien a su boca, cuando tenemos algún diente fracturado, por el roce de una prótesis o al morder por accidente el interior de la mejilla. Pero virus, bacterias, hongos, un déficit de vitaminas, alteraciones hormonales, el estrés o el tabaco también pueden provocar su aparición.
Si desaparecen en dos semanas y su tamaño es inferior a 5 milímetros de diámetro suelen deberse a una estomatitis aftosa y, aunque duelen y molestan, son benignas. En un 8% de los casos son hereditarias y no hay una causa. Pero si pasadas tres semanas no desaparecen, debemos consultar con el médico para descartar que no son debidas a una gastritis crónica, lupus, colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn o celiaca.
Nuestra alimentación es una de las cosas que primeros debemos revisar. Ya que la formación de llagas puede estar causada por la falta de nutrientes. Es posible que exista una conexión entre las aftas y el bajo consumo de hierro y de varias vitaminas B, como la B12, por lo que es necesario que nuestra dieta contenga la cantidad suficiente de frutas, verduras, huevos, carnes y cereales.
Los alimentos picantes y ácidos o muy salados irritarán más la herida, por lo que debemos evitarlos; igual que los muy crujientes, que pueden provocar más lesiones, o los muy calientes.
Sin embargo, los alimentos probióticos mantienen saludable el sistema digestivo y nos ayudarán a prevenir más aftas, ya que suelen ser recurrentes.
Por otro lado, tengamos presente que el lauril sulfato de sodio, presente en algunas pastas dentífricas, dificulta la curación y aumenta el dolor de la llaga, por lo que es recomendable utilizar otra pasta dentífrica sin este componente.
En cambio, realizar enjuagues bucales y gargarismos con plantas medicinales como las flores de manzanilla, la salvia o la mirra bajarán la hinchazón por su poder antiinflamatorio antibacteriano, antiviral y cicatrizante. Otro remedio es colocar una bolsa de té húmeda sobre la zona ulcerada, ya que el té negro contiene tanino y posee propiedades analgésicas muy eficaces. O aplicar gel de aloe vera puro directamente sobre el afta entre 1 y tres veces al día para ayudar a la cicatrización.
Los enjuagues también pueden ser con una cucharada de sal o bicarbonato mezclada en agua tibia, por su poder antiséptico. O aplicando agua oxigenada directamente sobre la llaga con un algodón, varias veces al día
Una de las soluciones más comunes para aliviar el dolor de las úlceras bucales es aplicar hielo sobre ellas. Para ello, envolveremos un cubito de hielo en una toalla y lo presionaremos sobre la llaga para calmar el ardor. Aunque no ayudará a su curación. Para ello, en el mercado podemos encontrar productos para tratar las úlceras bucales, como los preparados con ácido hialurónico, que calman el dolor y al mismo tiempo contribuyen al proceso de curación de la herida formando una barrera protectora sobre la mucosa y activando la cicatrización.