Margarita del Val piensa que todavía es pronto para saber si la vacuna contra el COVID-19 logrará frenar la transmisión del virus antes de que se inmunice a una gran parte de la población. Y es que, por ahora, la viróloga del CSIC no se sabe con certeza si evitará infecciones asintomáticas, aunque algunos estudios realizados en Israel empiezan a apuntar hacia esta hipótesis.
Con todo, Del Val cree que son muy buenas noticias que las vacunas de Pfizer y Moderna logren evitar los síntomas más severos de la enfermedad. Por ello, anticipa, una vez se vacunen los más vulnerables, la pandemia será menos virulenta y se podrán flexibilizar ciertas medidas, puesto que habrá casos, pero menos graves.
Además, la investigadora cree que la vacuna será muy beneficiosa para la población de más edad, tanto desde el punto de vista médico como psicológico, ya que podrán relajar "el confinamiento exacerbado" que están llevando a cabo actualmente.
Pregunta - ¿Será eficaz la vacuna de Pfizer en personas mayores?
Respuesta - Los datos en personas mayores son menos sólidos. Es decir, se basan en un menor número de casos. Pero, en principio, en las poblaciones de distintas edades, géneros y etnias, son igual de eficaces.
Lo que pasa, es que, sobre la duración, se puede decir menos, porque ha pasado poco tiempo. Y no se sabe si será igual en mayores y en jóvenes. Pero bueno, es suficiente, por ahora. Con una eficacia del 95%, tenemos margen. Vamos muy bien servidos.
P.- Se han comenzado a publicar estudios en Israel que aseguran que la vacuna de Pfizer podría impedir que los pacientes se infecten y transmitan la enfermedad. ¿Es una buena noticia?
R.- Lo veo todo muy preliminar todavía. Tienen que publicar datos más claros. Además, hay resistencia a la vacunación en Israel cosa que, en España, no está ocurriendo. Ni siquiera toda la población de cada grupo de edad lo está haciendo allí: creo que hay un 20% que no se vacunan. Y es difícil hacer un estudio con conclusiones firmes. Por ejemplo, decían: 'Está bajando la curva en Israel'. Pero eso puede ser también por el comportamiento de las personas. Todavía lo tenemos que tomar todo con pinzas. Esperaré a que los datos sean más sólidos para opinar.
P.- Pero, si se demostrase que corta la transmisión, sería muy bueno para reducir el número de casos de coronavirus, ¿no?
R.- Eso sería para nota. De las vacunas infantiles, la mitad protegen del sufrimiento y, la otra mitad, lo hacen de la enfermedad y de la transmisión del agente infeccioso. Y todas son buenas.
Las vacunas tienen muchos matices. Así que, con un grado de protección alta, vamos muy bien servidos. Y si ésta sólo protegiese de los síntomas leves y graves o de las hospitalizaciones y de las UCI, estaríamos más que servidos.
Ojalá también impida la transmisión. Pero bueno, si vamos vacunando a todas las poblaciones vulnerables, iremos avanzando en la buena dirección. Eso sí, llevará tiempo y hay que ir con paciencia.
P.- ¿Cree que el ritmo de vacunación es el correcto?
R.- Con la vacunación, cuanto más rápido se haga –mientras se haga bien–, mejor. Sobre todo ahora, que está subiendo la incidencia de casos y hay más riesgo para los colectivos vulnerables.
Así que, si pudiese ir más rápida la vacunación, mejor para todos. Aun así, estoy convencida de que las personas encargadas, tanto las que lo hacen físicamente como las que lo organizan, son las primeras que quieren que se haga lo mejor posible y cuanto antes. No quiero meterles más presión.
P.- Pero, ¿por qué algunas comunidades van más lentas que otras?
R.- Lo de comparar porcentajes entre cada comunidad autónoma es muy simplista y sólo induce a generar más tensión. Y creo que no necesitamos más todavía.
Hay sitios que han empezado por las residencias más grandes, y es más sencillo hacerlo allí que en las pequeñas. Otros, han comenzado por Atención Primaria, donde es más complicado que en un hospital grandísimo. También los hay que han vacunado a los de primera línea y, otros, a todos los sanitarios. Luego, hay lugares con zonas rurales donde la población es más mayor y es más difícil acceder.
Ahora mismo, hay dos cuellos de botella. Uno de ellos es que haya suficiente personal para vacunar. Como causemos muchos más casos y entremos en colapso –como en primavera, en algunos sitios–, los sanitarios no van a poder tener cuatro manos. Y si empiezan a movilizar a Atención Primaria para ayudar a los hospitales –como pasó en Madrid–, no podrán vacunar.
El segundo cuello de botella son las dosis. Si fabrican más, y llegan, podremos ir más rápido.
P.- Según ha podido saber 65Ymás, algunas residencias no están aplicando la segunda dosis 21 días después de la primera –como está prescrito–, y lo están haciendo, en ciertos casos, hasta con una semana de retraso. ¿Lograrán inmunizar a los mayores?
R.- Hay que esperar, por lo menos, 21 días. Y hay que intentar hacerlo en ese mismo día. Pero que no cunda el pánico si es después, hay cierto margen.
Es decir, lo que le hacemos al sistema inmunitario es pasarle una película y, a las tres semanas, otra vez la misma película, para que se acuerde mejor. Así que si en lugar de hacerlo 21 días después, lo haces tras cinco semanas, el sistema también lo recordará. Funciona así.
Incluso, una reexposición, como pasa con la varicela, te refuerza el sistema inmunitario. De hecho, las personas mayores tienen una memoria inmunitaria muy potente.
P.- ¿Puede pasar que nos tengamos que volver a vacunar de nuevo dentro de un año contra el coronavirus?
R.- Eso es diferente. Si ahora nos hemos puesto las dos dosis, nuestro sistema estará inmunizado. Cuánto durará con estas vacunas rápidas pero sencillas, no lo sabemos. Y eso no es positivo ni negativo.
P.- ¿Hay riesgo de que el virus mute y que ya no sirvan las vacunas?
R.- Es improbable. Los coronavirus nunca se han escapado de la respuesta inmunitaria, ni en animales ni en las personas. No hay serotipos. Que este pueda ser la excepción, no lo sabemos. Por eso estamos vigilando las variantes, pero el precedente es que no se escapan. Por contra, la gripe A sí que lo hace, pero la Gripe B, por ejemplo, no. Cada virus puede ser único, pero, en concreto, la familia de los coronavirus nunca lo ha hecho, ni el sarampión ni la viruela ni la varicela. Lo cual no quita que, con el impacto tan grande que tiene, se deba estudiar si la variante británica lo hace o no. De momento, lo ha mirado Pfizer, y parece que no.
P.- ¿Cuándo podrán desconfinarse los mayores y hacer una vida más o menos normal? ¿Hay que esperar a que el 70% de la población se vacune?
R.- Ese 70% sólo aplica si tienes una vacuna que protege de la transmisión. Si no lo hace, debería ser el 100%. Pero, en cualquier caso, que no se preocupen los mayores, que ellos van a estar por delante. Podría quizá hacerlo un adolescente, porque hasta que no esté vacunado, no estará protegido. Aunque él tampoco debería, porque, si es de grupo de riesgo, le vacunarán. Vamos en la buena dirección, para cuando esté vacunada la mayor parte de la población vulnerable, seremos ya muy libres.
Por ahora, los mayores que viven en sus casa se protegen por no infectarse, que es lo que les causa más ansiedad y exageración del confinamiento. Pero esa ansiedad, cuando les vacunen, la podrán erradicar, porque si se contagian, y tienen la mala pata de ser el 5% que lo contraen, los síntomas serán leves. Además, tendrán que cambiar el chip. Es decir, deberán tener cuidado con no ser vehículo de contagio.
P.- ¿Por qué está habiendo brotes en residencias con personas que han recibido ya la primera dosis?
R.- La gente recién vacunada todavía no ha desarrollado la inmunidad. El entrenamiento dura varios días y es como si no lo estuviesen. Luego, gradualmente tendrán quizá una infección más suave, pero la inmunidad, viene con la segunda dosis. Con esta, la capacidad de producir anticuerpos es 50 veces superior.
P.- ¿Se deben vacunar quienes hayan pasado la infección?
R.- Lo pueden hacer. Se refuerza más la inmunidad. Eso sí, lo necesita en mayor medida, quien no haya pasado la COVID. Aunque en el caso de los mayores deberían ser todos. Y lo más fácil es que se vacunen, lo hayan pasado o no.
P.- ¿Se comporta de forma diferente el virus en esta ola invernal?
R.- Los virus no se comportan, somos nosotros. Y se transmiten menos: minimizando el contacto con personas distintas, maximizando la ventilación, quedándonos en casa en vez de hacer muchas actividades fuera y, lo que ya sabemos, es decir, manos, mascarilla e higiene.
Pero es cierto que, en invierno, el comportamiento que favorece la transmisión es muy alto, porque nos metemos todos en interiores, y no están preparados.
Así que creo que había que haber sido muy estrictos en navidades con las cuarentenas y el aislamiento, aunque, en ese momento, el virus no había dado la cara todavía. Ahora que sí lo ha hecho y la incidencia es más alta, hay que hacerlas con mucho rigor. Es decir, si yo he estado con una persona contagiada, no voy a darle vueltas de si no estuve prácticamente a su lado o de si no le vi mucho tiempo, porque, si no, esto es como una bola de nieve.
P.- ¿Qué podemos esperar de esta tercera ola?
R.- Está subiendo la ola de invierno que se ha causado por nuestro comportamiento. Está en nuestras manos bajarla con las medidas que he comentado y las que impongan las CCAA.
Cuanto más prohíban, probablemente, más caso harán. Lo suyo, sería que fuésemos todos responsables, pero bueno, hay gente que está ya muy quemada con la incoherencia de las medidas que, por otra parte, claro que lo son, porque es difícil hacer un cuerpo legal coherente.
Yo veo que, hasta pasada la Semana Santa, va a estar complicado todo. ¿Lograremos bajar la curva? Creo que sí. Ya lo conseguimos en primavera, en verano –hasta un valle en septiembre, pero se juntó con el otoño– y hemos bajado la tercera ola, la de octubre/noviembre.
Y se puede poner un ejemplo de cómo se hace: la gente hizo cuarentena antes de navidades. Y lo mismo pasó el Día de Acción de Gracias, en Estados Unidos. Somos capaces de bajar la curva con nuestro comportamiento. Y lo podremos hacer, si estamos lo suficientemente concienciados y si las autoridades son capaces de prever cómo es la sociología de la población.
P.- ¿Qué tiene de científico el dilema entre un confinamiento total y parcial?
R.- Yo, lo que decidan, lo voy a aplicar. Depende de ellos. Personalmente, pienso que siempre es mejor tomar medidas antes. Es lo que he observado contínuamente en países de Asia y Oceanía, ya fueran más autoritarios, como China, o democráticos, como Taiwan y Australia; pobres, como Laos o Camboya, o ricos, como Japón; países con población joven, como Singapur, o envejecidos, como Japón; con un pensamiento comunitario, como en Asia, o más indivualistas, como Nueva Zelanda o Australia, etc. Todos ellos, con una intervención temprana han controlado al virus y la economía no ha sufrido. ¿Y por qué lo han hecho? Porque están preparados para epidemias, que han tenido regularmente.
La lógica de aquí, de resistir al máximo hasta que esté la economía colapsada, creo que no es buena. Por ello, ahora mismo, decidir si confinamiento total o no, pues no sé, que lo decidan. Yo pienso que hubiese sido mejor hacer algo de forma temprana, aunque más vale tarde que nunca. Y no sé si un confinamiento total es lo que hay que hacer: funciona, pero es muy drástico.
Para mí, actuar tarde es pedir, ahora, después de Navidad, que la gente respete las cuarentenas. Actuar pronto sería haber dicho: "Vamos a celebrar las navidades el año que viene".
P.- ¿Teme que volvamos a repetir lo mismo en Semana Santa?
R.- Todo depende de lo que observemos y de cuántas dosis tengamos. Cuando la persona mayor deba ir a su centro de salud a vacunarse, todo será más fácil que ahora en las residencias. A lo mejor, para Semana Santa, observamos que la oleada se parece a la de verano, cuando los que se infectaban eran jóvenes. Entonces, veremos que está teniendo efecto y podremos considerar otro tipo de medidas.
P.- ¿Qué le parece que se mantenga el uso de la mascarilla para frenar próximas olas de gripe?
R.- Yo no soy socióloga, pero creo que lo más fácil que puede ocurrir es que, cuando tengamos tos o estornudemos, nos pongamos la mascarilla. Luego, a lo mejor no llegamos a ponerla todo el invierno, pero nos parecerá antihigiénico no hacerlo. Es como antes, cuando se escupía en el suelo y, ahora, no ocurre.
También, quizá, nos la pongamos en el metro. Podríamos pasar por varios escenarios, porque la gripe sabemos que causa problemas y, a lo mejor, nos lo vamos a pensar.