Verónica Mollejo
Mayores
Angina de pecho en personas mayores: causas y tratamientos más adecuados
La edad de mayor incidencia de esta enfermedad coronaria está entre los 65 y los 75 años
Seguramente has oído hablar alguna vez de la angina de pecho, uno de los síntomas que indica un problema en las arterias coronarias y que afecta, sobre todo, a las personas mayores comprendidas entre los 65 y los 75 años. Más concretamente, la angina de pecho es, junto con el infarto de miocardio, "un tipo de Cardiopatía Isquémica (CI), es decir, una enfermedad provocada por el deterioro y la obstrucción de las arterias del corazón", explican desde Cardioalianza (@Cardioalianza), asociación sin ánimo de lucro que agrupa entidades de pacientes con enfermedades cardiovasculares en España.
En este sentido, el paciente puede experimentar dolor, ardor u opresión en el pecho, náuseas, dificultad para respirar, sudoración, dolor en los brazos, el cuello, la mandíbula y la espalda, e incluso la pérdida de conocimiento. Estas molestias suelen durar alrededor de 20 minutos, y su permanencia e intensidad es que diferencia la angina de pecho de un infarto convencional.
Sin embargo, aunque se sabe que la causa principal de su aparición es el deterioro progresivo de las arterias del corazón, su origen puede deberse a varios hábitos y situaciones, que determinarán la gravedad del paciente. ¿A qué motivos nos referimos?
Causas más comunes de la angina de pecho
Antes de enumerar las causas principales, es preciso aclarar que este trastorno puede clasificarse en dos tipos: la angina de pecho estable y la angina de pecho inestable. La primera se muestra cuando hacemos ejercicio físico y desaparece en reposo o bajo los efectos de alguna medicación. En cambio, la otra variedad aparece aunque no estemos practicando ninguna actividad, dura mucho más tiempo y sus síntomas pueden agravarse drásticamente.
Es cierto que existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de padecer una angina de pecho. Sin embargo, las causas más comunes siempre tienen que ver con otra enfermedad que ya causa estragos en la salud del paciente, como la arteriosclerosis, el estrechamiento de la válvula aórtica, una anemia severa o el hipertiroidismo.
En cuanto a los factores de riesgo que pueden situarnos en el ojo del huracán, como ocurre con otras enfermedades cardíacas, encontramos el tabaquismo, una presión arterial alta, unos niveles de colesterol que sobrepasan los límites, el sedentarismo, el sobrepeso, un estrés continuado y tener en la familia antecedentes similares.
Sin olvidarnos de la edad. "Los hombres mayores de 45 años y las mujeres mayores de 55 corren un riesgo mayor que los adultos más jóvenes", indican desde la Clínica Mayo (@ClinicaMayo). De hecho, según un estudio de la Universidad de Calgary, en Canadá, solo en Estados Unidos la angina de pecho afecta a unos 10 millones de personas, con más de 500.000 nuevos casos cada año.
Por estos motivos, la prevención pasa por seguir unos hábitos de vida saludables, evitando los elementos que acabamos de resaltar y dando más importancia a las revisiones periódicas con el médico para controlar nuestro estado de salud. De esta forma, se puede impedir o retrasar considerablemente la aparición de la enfermedad. No obstante, para todas aquellas personas que ya han sufrido este episodio, ¿cuáles son los tratamientos más adecuados?
Cómo se debe abordar la angina de pecho
Tal y como indican desde la Fundación Española del Corazón (@cuidarcorazon), lo primero es controlar de manera estricta los factores de riesgo cardiovascular. Paralelamente, y salvo en casos contraindicados, "todos los pacientes con enfermedad coronaria deben tomar Acido acetil salicílico (existen muchos preparados comerciales, pero el más conocido es la Aspirina®) de forma crónica, diariamente y a dosis bajas (100-150 mg) por su efecto antiagregante plaquetario", añade. Además, algunos pacientes pueden ser tratados con betabloqueantes, encargados de reducir la presión arterial.
Por otro lado, la nitroglicerina también puede ser de gran ayuda, "un medicamento que relaja las arterias del corazón y otros vasos sanguíneos para aumentar el suministro de sangre al miocardio", aconsejan desde Cardioalianza. Esta asociación también añade entre sus recomendaciones guardar reposo, siempre y cuando la tipología diagnosticada no sea la angina de pecho inestable.
Los fármacos que previenen la formación de coágulos, las estaninas, que reducen el nivel de colesterol en sangre; o la ranolazina, similar a los betabloqueantes, podrían formar parte igualmente del tratamiento. Eso sí, todo depende de la opinión del médico de cabera o el especialista que se encargue de nuestro caso. Bajo ningún concepto se debe decidir por cuenta propia los medicamentos a ingerir para aliviar la angina de pecho.
Finalmente, y según exponen desde la Clínica Mayo, "también se pueden realizar procedimientos para tratar la angina de pecho, como la angioplastia, la colocación de stents y la cirugía de bypass de la arteria coronaria". La primera de estas técnicas implica la instalación de un pequeño balón cuya función es ensanchar la arteria, para colocar posteriormente una malla metálica, conocida como stent, para mantenerla abierta. En cuanto al bypass, se busca aumentar el flujo sanguíneo reduciendo o eliminando por completo el problema.