Verónica Mollejo
Mayores
Depresión otoñal en personas mayores: a qué se debe y cómo superarla
El Trastorno Afectivo Estacional, como es conocido, afecta notablemente a tu estado de ánimo
Muchos expertos aseguran que se trata de un mito, en cambio, aquellos que la padecen consideran que es una dolencia real que afecta notablemente a su estado de ánimo. Conocida también como trastorno afectivo estacional, la depresión otoñal está relacionada con los cambios de estación, por eso comienza y acaba todos los años en la misma época.
Tal y como indican numerosas fuentes, la disminución de las horas de luz es la causa principal de dicho desorden, que provoca a su vez un cambio hormonal ante el aumento del nivel de melatonina y, como consecuencia, una disminución de la serotonina en el organismo. Asimismo, este último neurotransmisor es el encargado de regular nuestro estado anímico, principal perjudicado por la depresión otoñal. Bajo esta premisa, ¿qué síntomas nos pueden indicar que padecemos este trastorno?
Un problema que afecta al 4% de la población
La depresión otoñal afecta sobre todo a las mujeres adultas con antecedentes familiares de trastornos afectivos, con cierta predisposición a la vulnerabilidad o un historial emocional complicado. No obstante, cualquier persona, sin importar el género o la edad, puede experimentar sus síntomas.
Estos van desde los episodios de irritabilidad y la pérdida de energía, pasando por la dificultad para concentrarse o el descenso del apetito sexual, hasta llegar al aislamiento, la hipersomnia o el aumento de sueño, o el sentimiento de culpa. Además, hay una serie de signos que corresponden exclusivamente a la depresión otoñal y que no hacen acto de presencia durante el trastorno afectivo estacional que ocurre en otras épocas del año. Hablamos de los cambios en el apetito, una atracción inusitada por los alimentos ricos en hidratos de carbono o el aumento de peso.
Normalmente, la depresión otoñal, que puede afectar al 4% de la población, aproximadamente, se puede superar con el paso del tiempo. Sin embargo, dependiendo de la gravedad del caso, tu médico de cabecera puede recomendarte el consumo de ciertos medicamentos u otros métodos más específicos, como la fototerapia o la psicoterapia.
No obstante, también se puede prevenir antes de la llegada de este cambio de estación. ¿Cómo? Haciendo ejercicio regularmente, aportando mayor luminosidad a tu hogar para notar menos la diferencia, recurriendo al yoga o la meditación para poder relajarte, o aprovechando las horas de luz al aire libre, algo que ayuda especialmente a las personas mayores marcadas por el sedentarismo. Y, si es posible, lleva a cabo esta última actividad con un familiar o amigo que te haga más ameno el paseo.