Toni Esteve
Mayores
Escala de Soledad de De Jong Gierveld: ¿Qué es y cómo mide la soledad no deseada?
Considera la soledad como discrepancia entre las relaciones deseadas y las que se tienen
El Ministerio de Sanidad considera que la soledad no deseada se ha convertido en un problema de salud pública, una epidemia del siglo XXI. Según datos del INE, alrededor de cinco millones de personas en nuestro país viven solas, de las cuales dos millones son mayores de 65 años. En este contexto, el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (@MSocialGob) trabaja actualmente con las comunidades autónomas en la futura Estrategia Nacional contra la soledad no deseada de las personas mayores. Una soledad no deseada que la pandemia provocada por el coronavirus “ha hecho "más evidente y más alarmante", como explicaba el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, en unas declaraciones recogidas por Europa Press.
En la actualidad, la soledad de estas personas ya se considera una "situación estructural" en las sociedades occidentales, donde los cambios sociales y en los modelos de familia y de convivencia, junto con el aumento de la esperanza de vida, han hecho de la soledad de los mayores un problema del que la OMS lleva advirtiendo años que tiene un riesgo para la salud física y mental de aquellos que viven solos, en su mayoría, personas mayores. Pero, ¿cómo se mide este concepto cuando aparece en las estadísticas?
Para elaborar su investigación La soledad en las personas mayores: prevalencia, características y estrategias de afrontamiento, la Fundación “la Caixa” (@FundlaCaixa), que cuenta desde hace cinco años con el programa «Siempre acompañados» para intervenir en las situaciones de soledad en personas mayores, utilizó la llamada Escala de Soledad de De Jong Gierveld. Esta escala utilizada para medir la soledad “se fundamenta en que la soledad es la discrepancia entre las relaciones sociales deseadas y las que efectivamente se tienen, es decir, en el modelo de la discrepancia cognitiva, donde a mayor diferencia entre lo esperado y la realidad, mayor es la soledad experimentada”, según se explica en esta investigación realizada bajo la dirección científica del Dr. Javier Yanguas.
Soledad emocional y soledad social
Los autores de la Escala de Soledad sostienen que se trata de una escala unidimensional, pero “sus ítems tienen en cuenta la distinción realizada por R. S. Weiss1 (1973) en cuanto a la soledad emocional y la social”, según el documento: seis ítems miden la soledad emocional derivada del abandono o ausencia de personas queridas, mientras que los otros cinco miden la soledad social producida por el deseo de contar con alguien en caso de necesidad, fundamentalmente. De hecho, en el informe de la fundación la Caixa (a partir de una encuesta realizada entre octubre y noviembre de 2018 a 14.832 personas que asisten a la red de más de 600 centros de personas mayores de la Fundación y en convenio con las administraciones públicas del territorio español) se analiza, por un lado, la soledad social, y por otro, la emocional, así como la soledad total (suma de soledad social y emocional).
Por cierto, entre las conclusiones de la investigación de la Fundación “la Caixa”, destacaba que “la prevalencia de la soledad en los centros de personas mayores es muy superior a la existente en la población general”, y que “se observa una leve mayor prevalencia de soledad social respecto a soledad emocional”. La encuesta también detectó más soledad social en hombres que en mujeres, y más soledad emocional en mujeres que en hombres, así como que “existe una relación intensa entre la satisfacción vital, la vida plena y los sentimientos de soledad”.