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El presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, José Augusto García Navarro, ha defendido, en su comparecencia en la Comisión de Derechos Sociales del Senado sobre el Envejecimiento, que el envejecimiento será el principal motor de cambio de la sociedad, "no será la tecnología, el cambio climático ni la globalización".
"Eso llevará a afrontar algunos retos como pagar las pensiones y afrontar el gasto sociosanitario, abordar fuera del calendario electoral la sostenibilidad del sistema de pensiones y adaptar nuestro sistema de servicios sociales y sanitarios al envejecimiento progresivo, entro otros", ha afirmado.
José Augusto García Navarro, presidente de la SEGG. Foto: Europa PressEn su opinión, el envejecimiento de la población provocará una transformación social que traerá nuevos modelos de atención sociosanitaria, nuevas leyes, y cambios en los modelos de residencias y hospitales. Así mismo, considera que es una "oportunidad" para incrementar la productividad, intercambiar con las generaciones más jóvenes bienes materiales y no materiales y establecer puentes entre jóvenes y mayores.
En el futuro, ha asegurado, "veremos el nacimiento de leyes antidiscriminación por edad (igual que las de igualdad de género)". Y para ello, la sociedad considera que se debe identificar y luchar contra la soledad no deseada; implicar al mundo local y las redes vecinales; utilizar nuevas tecnologías y favorecer compras de TICs a los Mayores; introducir el concepto de pobreza en los identificadores de población de riesgo; potenciar y priorizar programas de investigación para combatir el envejecimiento a nivel molecular, y participar en el debate de las nuevas terapias antienvejecimiento .
Al mismo tiempo considera que hay que aspirar a incluir el envejecimiento como prioridad en todas las disciplinas académicas; además de contar con unos presupuestos y regulación dedicados a promover ciudades y entornos con políticas activas de salud para los mayores y dar soporte a las personas que adapten su hogar.
En cuanto a los hospitales y residencias de mayores, debería definirse un nuevo modelo de atención basado en algunas premisas como la promoción de la autonomía; potenciación de la comunidad y de servicios domiciliarios, funcionamiento de centros de día más terapéuticos e integrados con el sistema de salud; construcción de más viviendas accesibles, saludables y con servicios, y acudir a las residencias solo las imprescindibles, y adaptadas a la COVID-19.
Por otro lado, apuesta por fomentar un nuevo modelo de cuidados de larga duración y prestar especial atención a los servicios domiciliarios. "Los cuidados no solo deben ser en residencias, sino que es conveniente tener más teleasistencia estableciendo el derecho subjetivo a ésta en personas dependientes que no viven en residencias, más ayuda a domicilio y revisar el modelo de copago, así como agilizar los procedimientos administrativos", señala.
Finalmente, recuerda que la transformación por el envejecimiento tendrá repercusión en la profesión médica sobre la que habrá que tener en cuenta que en los 51 países de Europa, "faltan más de 1 millón de profesionales para cuidar a personas mayores y un tercio de los médicos se jubila en los próximos diez años".