¿Hay un límite de edad legal para conducir?

El paso de los años va afectando a nuestras facultades (vista, oído, reflejos, etcétera). No en vano, los permisos de conducir de la clase B (turismos) tienen un período de vigencia de 10 años hasta los 65 años, cuando pasa a ser de 5 años. Del mismo modo, los permisos de las clases C1, C1 + E, C, C + E, D1, D1 + E, D y D + E tienen un periodo de vigencia de cinco años mientras su titular no cumpla los 65 años de edad. A partir de esa edad el período de vigencia será de tres años. Pero entonces, ¿existe un límite de edad a partir del cual esté prohibido conducir un vehículo?

En los trámites para la obtención del permiso de conducción, la Dirección General de Tráfico (DGT @DGTes) asegura que “nuestro objetivo es garantizar que los conductores poseen la aptitud necesaria para manejar los vehículos con el menor riesgo posible”. Así el Reglamento General de Conductores contempla que el período de vigencia del carné de conducir puede reducirse si, “al tiempo de su concesión o de la prórroga de su vigencia, se comprueba que su titular padece enfermedad o deficiencia que, si bien de momento no impide aquélla, es susceptible de agravarse”. Pero una vez más, no se habla expresamente de un límite en la edad a partir de la cual no se pueda continuar conduciendo. El caso es que en España no existe una limitación de edad máxima para la conducción de un vehículo. Las únicas causas que se contemplan para no renovar un permiso son las siguientes:

• La privación por resolución judicial del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores.
• La intervención; medida cautelar o suspensión del permiso o licencia, tanto se hayan acordado en vía judicial o administrativa.

En la práctica, esto significa que toda persona que supera el reconocimiento psicotécnico en un centro autorizado (poco más que una revisión de la vista, el oído y las capacidades sensoriales) y pague las tasas preceptivas para la renovación del carné queda otra vez habilitado para continuar conduciendo, tenga la edad que tenga. Así las cosas, lo habitual es que sea el propio conductor quien, llegado el momento en que vea mermadas sus facultades, deje de conducir por iniciativa propia.

Este proceso suele empezar cuando el usuario ya no se siente seguro conduciendo de noche o en condiciones adversas de lluvia o mala visibilidad. Aunque en muchas ocasiones son los propios familiares del conductor, la pareja o especialmente los hijos, quienes acaban por convencer al interesado de que empieza a ser la hora de dejar de conducir, por su propia seguridad y por la de todos. En este sentido una recomendación médica también puede persuadir al paciente de que ha llegado el momento de no renovar el carné.