Victoria Herrero
Mayores
Mayores japoneses que roban para ir a la cárcel y evitar así la soledad y la pobreza
El 20% de la población reclusa en Japón corresponde a personas que ya han cumplido los 65 años
Se trata de una situación desesperada. Esto es lo que lleva, por increíble que parezca, a mayores japoneses a la cárcel. Y el motivo no es una larga lista de delitos cometidos, sino intentar paliar la dramática soledad y la pobreza en la que viven. Y es que estamos hablando de un país en el que el 30% de su población ya ha cumplido los 65 años y muchos ni siquiera han tenido descendencia.
Desde hace varios años consecutivos, los japoneses asisten a una crisis demográfica nunca vista. Es una de las naciones más envejecidas de todo el mundo debido a una esperanza de vida muy alta y a que apenas nacen niños. Por ejemplo, en el año 2018 apenas hubo 1 millón de nacimientos, en una población de 126 millones de personas. Los fallecidos, entonces, siguen superando a los recién nacidos.
Una realidad que no solo obedece a este ritmo demográfico, sino también a un modelo laboral sin una continuidad en el tiempo y unos jóvenes que apenas tienen familia. Y es que el 70% de los japoneses entre los 18 y los 34 años no tiene pareja y eso quiere decir que tampoco hay niños, todo ello según un informe realizado por la policía japonesa.
Cárceles convertidas en residencias de mayores
Nos encontramos entonces antes una realidad abrumadora de mayores que viven solos y que no saben qué hacer para paliar su triste día a día. Esto lleva a tomar una decisión desesperada: cometer un delito (no muy grave, eso sí) para pasar unos años en la cárcel y, al menos, poder hablar con alguien cada día. Un "fenómeno", el del aumento de robos cometidos por personas con edad avanzada, que ha crecido un 25% en los últimos años, especialmente en el caso de las mujeres.
Casi la totalidad de los condenados confesaron a la policía en el arresto que el motivo de su acto delictivo no era otro que sentirse menos solos. O no recurrir al suicidio, otro de los males de los mayores nipones.
Pero no solo se refieren a problemas de soledad, sino que en muchos casos estos mayores no tienen ingresos suficientes para poder hacer frente al pago mensual de la vivienda, la comida, la atención médica o los servicios básicos, como luz o calefacción. Unos mayores que incluso viven en zonas rurales sin la compañía de sus hijos, ya que se han marchado a las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades laborales.
Es por eso que estar en prisión también les compensa económicamente ya que todo es "gratis", no deben hacer frente a ningún gasto y siguen cobrando la pensión como hasta ahora. El problema de dinero viene ahora para los responsables de esas instituciones penitenciarias, ya que han tenido que adaptar las cárceles para adecuarse a las necesidades de sus nuevos "residentes": más capacidad, mujeres que trabajan como guardias de prisiones para atender a las reclusas femeninas o incluso espacios habilitados para ellos con pasamanos o aseos especiales.
Eso en el interior de la cárcel, pues fuera se han puesto en marcha otras iniciativas sociales y públicas para frenar esta situación. Es el caso, por ejemplo, del barrio Adachi en Tokio, donde el 20% de sus vecinos supera los 65 años. Desde hace 6 años funciona un sistema de división comunal con el objetivo de identificar a esos mayores que viven solos y no disponen de cobertura sanitaria. Un seguimiento que se hace sobre todo en aquellas personas que apenas salen de casa y no tienen contacto alguno, en días o semanas, con vecinos o familiares.
Cómo se combate la soledad en otras partes del mundo
Lo que sucede en el lejano país asiático es solo un ejemplo más de la soledad en la que viven muchos mayores en nuestra sociedad. Una sensación de vacío, no solo en el domicilio, que no entiende de naciones, culturas o clase social. Es el mal del siglo XXI para nuestros mayores y que hace que se disparen las consecuencias negativas en cuestiones de salud y el gasto público a la hora de paliar esa grave realidad.
Medidas urgentes que se ponen en marcha para evitar situaciones como la de esos mayores japoneses que prefieren estar privados de libertad. Conoce algunas de ellas en distintos países del mundo:
- En Holanda se han propuesto como medida gubernamental combatir la soledad de los mayores, que en este país superarán el millón dentro de una década. Unas herramientas entre las que se incluye la visita periódica, por parte de funcionarios, a los hogares de los mayores de 75 años para comprobar cómo se encuentran a nivel de salud física y emocional. Además, llevan a cabo programas voluntarios para detectar situaciones de soledad en lugares públicos como la calle, los centros de salud o en los supermercados.
- En Alemania se abrieron hace años medio millar de centros multigeneracionales donde los mayores pueden acudir siempre que quieran para estar en contacto con jóvenes y personas de diferentes generaciones.
- En China lleva funcionando desde el 2013 una ley que obliga a los hijos a visitar de forma frecuente a sus padres. Eso sí, se desconoce si hay alguna sanción en el caso de aquellos que se salten esta norma gubernamental.
- En Colombia, en el 2017, se puso en funcionamiento una serie de centros asistenciales de día que ofrecen diferentes actividades a los mayores que viven solos. Una medida tomada tras un estudio de salud que revelaba que muchos de estos mayores se encontraban aislados y no participaban en ningún programa social o recreativo.