Victoria Herrero
Mayores
Reglas para hacer un uso responsable de los medicamentos
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Lunes 11 de noviembre de 2019
ACTUALIZADO : Lunes 11 de noviembre de 2019 a las 0:42 H
5 minutos
La automedicación puede provocar intoxicaciones, dependencia o pérdida de la efectividad del fármaco
Esa manía de ser nuestros propios médicos y farmacéuticos y automedicarnos. No pasa nada si un día tomamos una aspirina por un dolor de cabeza (con cuidado de no mezclarlo con otros fármacos) pero no debemos tomar medicamentos por nuestra cuenta y riesgo.
Es decir, como recomiendan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (@consumidores), debemos hacer un uso y consumo responsable de esos tratamientos farmacológicos; especialmente en el caso de personas mayores que puedan acarrear ciertos problemas de salud crónicos o estén tomando una medicación previa.
Pastillas, las justas y necesarias en cada caso
Como alertan desde esta organización, en ocasiones se tiende a abusar del consumo de medicamentos lo que hace que no solo se pueda empeorar la salud de estas personas, sino que incrementa un mayor gasto sanitario. Por ejemplo, en el caso de los ansiolíticos, que ha ido aumentando sin parar en los últimos años.
Unos medicamentos que no pueden ni deben tomarse a la ligera ya que si pasamos más de un mes con su consumo pueden crearnos dependencia o bien, por el contrario, dar lugar a episodios de abstinencia si dejamos de tomarlos por nuestra cuenta y riesgo. Por no hablar de la tolerancia que crean y que implica que, con esa misma dosis, ese efecto terapéutico va disminuyendo poco a poco.
De ahí que sea obligatorio seguir una serie de pautas en relación a un consumo normalizado y responsable de medicamentos:
- La administración de ese fármaco debe obedecer a lo acordado por el médico y según la dosis marcada por este o por el prospecto que aparece junto al tratamiento. Si tenemos problema para recordar cuándo empezamos a tomarla o si ese día se nos ha olvidado la pastilla diaria, nos podemos hacer con un sencillo calendario donde apuntar la dosis exacta y la frecuencia de su consumo.
- Si dudas entre si te la has tomado o no, lo mejor es que esperes a la siguiente toma para no ingerir una cantidad doble que puede ser contraproducente.
- No alteres la fórmula farmacéutica con la que se presenta ese medicamento ya que modificaremos su función correcta. Es decir, nada de triturar pastillas si no se puede, modificar parches cutáneos o congelar preparados listos para inyectar.
- El consumo del mismo debe tener una duración limitada. Por eso, si los síntomas no mejoran, notamos que aparecen unos nuevos o vamos a peor es importante acudir cuanto antes a la consulta médica.
- Conserva ese medicamento en buen estado, en lugares adecuados y guarda siempre el envase original y el folleto informativo.
- No hagas caso de los consejos de familiares o amigos por el simple hecho de que a ellos les haya ido bien ese medicamento. Cada persona reacciona de forma diferente a un mismo fármaco y no todos tenemos los mismos síntomas con respecto a una patología. Por tanto, repetimos, siempre se debe consultar antes a un médico.
- La misma precaución que debes tener con los remedios a base de plantas, ya que pueden provocarnos algunas reacciones adversas.
- No viene mal que, de vez en cuando, te acostumbres a revisar las medicinas que tienes guardadas por si algunas de ellas han sobrepasado la fecha de caducidad. Si esto sucede, debes deshacerte de ellos en el punto SIGRE más cercano.
Peligros de automedicarse sin control
Cuando hablamos de automedicación nos referimos a la utilización de medicamentos por iniciativa propia sin ninguna intervención por parte del médico (ni si quiera en el diagnóstico de esa posible enfermedad y mucho menos en la prescripción o seguimiento del tratamiento). Se trata de un hábito muy común en nuestra sociedad y al que recurrimos cuando nos duele la cabeza, tenemos alguna molestia estomacal, necesitamos calmar los nervios, conciliar el sueño o tenemos síntomas de alergia.
Cuando decidimos tomar una pastilla por nuestra cuenta y riesgo, quizá desconozcamos algunos efectos secundarios que pueden ser graves para nuestra salud; especialmente cuando hablamos de personas mayores. Así, algunos de los peligros más frecuentes en casos de automedicación son:
- Intoxicación por algunas reacciones adversas de dicha medicina.
- Esos medicamentos no funcionan como deberían o complican la efectiva de tratamientos farmacológicos previos que estemos siguiendo, lo que puede hacer que se agreve una enfermedad crónica que padezcamos.
- Pueden provocar el enmascaramiento de otra enfermedad dando lugar a un diagnóstico incorrecto.
- El riesgo de sobredosis de fármacos aumenta a medida que tenemos más años.
- Peligro por la dependencia o adicción que traen muchos de estos medicamentos que se toman sin control alguno.
- Resistencia a los antibióticos ya que un consumo desmedido de los mismos puede provocar que los microorganismos desarrollen mecanismos de defensa ante estos medicamentos que pierden, por tanto, su eficacia.
Solo podríamos automedicarnos, y por un espacio breve de tiempo, en los casos en los que la sintomatología es leve y ya la conocemos previamente. Por ejemplo, un dolor que puede calmarse si uno toma un analgésico de forma esporádica y puntual.