Mariola Báez
Medicina general
Fortalece tus cuádriceps, la mejor medida preventiva para evitar una luxación de rodilla
Aunque por suerte no es frecuente, también las personas mayores pueden sufrir esta dolorosa lesión
Como explican especialistas traumatólogos, la rodilla es una de las articulaciones más proclives a las lesiones, porque en ella convergen una serie de fuerzas del aparato locomotor. Por un lado, soporta parte de nuestro peso corporal "amortiguando" el movimiento de la cadera y, por otro, se ve obligada a adaptarse al movimiento del pie en cada uno de nuestros pasos.
Es una articulación compleja donde, además de la rótula, tenemos la unión de la tibia y el peroné con el hueso del muslo, el fémur, junto a ligamentos y tendones. Cuando hablamos de luxación hacemos referencia a que alguno de estos elementos se "desencaja", pudiendo provocar que la rótula se desplace, parcial o totalmente, de su lugar habitual.
Causas y tratamiento de una luxación de rodilla
Hay que matizar que no todas las lesiones dolorosas en la rodilla son luxaciones. Además, no todas las luxaciones son iguales. La rótula puede desplazarse en cualquier dirección y de manera más o menos pronunciada. En cualquier caso, los síntomas que indican que, efectivamente, se trata de un luxación son evidentes por el dolor intenso que provoca y porque el desplazamiento en la estructura ósea se aprecia a simple vista.
Es una lesión que suele estar provocada por un fuerte golpe o traumatismo. También una mala pisada o un giro brusco que fuerce la articulación más de lo normal pueden estar detrás de una luxación. Son los deportistas los que sufren este tipo de lesión con mayor frecuencia, pero una persona mayor con escasa fuerza en la musculatura de la zona también puede padecerla, principalmente a consecuencia de una caída o un mal apoyo al caminar.
Ante una lesión de este tipo, la atención médica es urgente. Según el estado físico de la persona afectada y el tipo de luxación, el traumatólogo puede intentar “recolocar” la rótula, maniobra delicada y dolorosa que solo puede hacer un especialista. Si esta opción se realiza con éxito, el alivio será inmediato, pero quien ha sufrido la luxación necesitará tener la pierna inmovilizada con una férula durante algunas semanas. En los casos más graves, una intervención quirúrgica puede ser necesaria.
Pasado este tiempo, llegará el momento de iniciar la rehabilitación mediante un completo programa de fisioterapia, que se centrará no solo en incrementar de manera progresiva la movilidad de la rodilla, sino en fortalecer el cuádriceps, el músculo encargado de proporcionar a la articulación la estabilidad que necesita. Además de los ejercicios específicos, el fisioterapeuta indicará cuando es el momento idóneo para comenzar a trabajar la musculatura de las extremidades inferiores pedaleando en la bicicleta, uno de los ejercicios más completos y efectivos a la hora de fortalecer los cuádriceps y que tú puedes ejecutar como excelente medida preventiva.