Mariola Báez
Medicina general
¿Se puede hacer ejercicio si sigues un tratamiento de cáncer de mama? Por supuesto que sí
La actividad física planificada puede disminuir los efectos secundarios y favorece la recuperación
El cáncer de mama es el tipo de tumor más frecuente en mujeres, según señala la Asociación Española Contra el Cáncer (@aecc_es). Las medidas de diagnóstico precoz y los tratamientos, cada vez más efectivos, han conseguido que los índices de supervivencia ante esta enfermedad continúen incrementándose año tras año. El cáncer de mama se puede superar y la actitud a la hora de hacerle frente influye de manera importante, optimizando los resultados de cualquier tratamiento.
Insistiendo en esta idea y teniendo claro que el cáncer necesita un abordaje multidisciplinar, la Sociedad Española de Oncología Médica (@_SEOM), en colaboración con Novartis (@NovartisSpain), ha presentado una guía de ejercicios y nutrición, con útiles recomendaciones para que la actividad física se convierta en la mejor aliada para vencer la enfermedad
Cáncer de mama localizado y ejercicio
El ejercicio siempre es beneficioso, solo hay que adaptarlo a las condiciones físicas y de salud de cada persona. Salvo que el oncólogo especialista lo desaconseje, quizás temporalmente por algún motivo, como puede ser una cirugía reciente que exige el lógico periodo de recuperación; el ejercicio va a proporcionar múltiples beneficios tanto a nivel físico como emocional.
Son muchos los estudios que corroboran que la actividad deportiva, moderada y adaptada a cada caso, incrementa el índice de supervivencia, ayuda a reducir los efectos secundarios de los tratamientos y, en definitiva, mejora la calidad de vida de los pacientes, especialmente en el caso de padecer cáncer de mama, localizado o avanzado, y de colon.
Por supuesto, el ejercicio siempre debe realizarse de forma segura y es básico conocer qué tipo de actividades son las más recomendables según el tipo de tumor y su localización exacta. Deportes aeróbicos como nadar, montar en bici o simplemente caminar; ejercicios de fuerza y tonificación muscular, estiramientos… Existen distintos ejercicios, seguro que hay alguno que puede hacer que el paciente se sienta con más energías para afrontar un tratamiento o continuar con la recuperación.
Si sufres un cáncer de mama, el deporte puede ayudar en múltiples aspectos, pero es fundamental establecer un plan de entrenamiento personalizado y supervisado por el equipo de oncología, para que puedas practicarlo de forma segura evitando, además, cualquier lesión ajena al cáncer.
A la hora de empezar, deberás establecer la frecuencia y el nivel de intensidad del ejercicio. Lo ideal es combinar una actividad que te ayude a ganar resistencia (ejercicios aeróbicos) con otra en la que trabajes la fuerza para evitar la pérdida de musculatura, algo que puede ocurrir sobre todo si sigues un tratamiento contra el cáncer de larga duración. Los ejercicios de tonificación, especialmente de brazos y tronco, son también aconsejables para frenar otro de los efectos secundarios habituales del tratamiento del cáncer de mama: la pérdida de calcio en los huesos, que puede derivar en osteoporosis. Por último, para mantener tu corazón sano y fuerte, evitando daños que puedan producirse por el consumo de algunos medicamentos contra el cáncer, la mezcla de ejercicios aeróbicos y de fuerza es la mejor medida preventiva.
Como conclusión, si padeces cáncer de mama localizado o avanzado, el deporte puede ser una herramienta que te impulse en tu lucha y te haga sentir mejor. Tras consultar con tu oncólogo y obtenida su aprobación, ponte en marcha, teniendo en cuenta que debes empezar poco a poco, con ejercicios específicos y personalizados, respetando los tiempos de descanso y, como señalan los expertos, quedándote siempre con ganas de hacer un poco más.