Mariola Báez
Medicina general
Lupus Eritematoso Sistémico, una enfermedad que puede estar detrás del dolor articular
Esta patología, difícil de diagnosticar, autoimnune y sistémica, puede afectar a órganos vitales
El Lupus Eritematoso Sistémico (LES) es una de esas enfermedades difíciles de detectar y tratar porque puede manifestarse de maneras muy diversas y con síntomas similares a los de otras dolencias.
Dolor en músculos y articulaciones unido a eritemas casi permanentes en las mejillas (que parecen tener la forma de una mariposa) son algunos de los signos más habituales que, unidos, pueden indicar la existencia de la enfermedad, tal como señala la Federación Española de Lupus (Felupus), pero hay más. Úlceras bucales, fatiga extrema, migrañas, anemia, problemas de riñón... pueden estar relacionados con esta enfermedad, poco frecuente, que afecta a 10 de cada 100.000 habitantes y que aparece con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres, según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER) recogidos en su Informe EPISER.
Saber algo más del Lupus Eritematoso
Puede presentarse a cualquier edad, sobre todo teniendo en cuenta la dificultad del diagnóstico. Al tratarse de una enfermedad sistémica, que puede manifestarse de formas diversas y afectar a distintos órganos, el diagnóstico precoz cobra especial importancia. Ante los síntomas más comunes (eritema y dolor articular) es importante la consulta médica. Reumatólogos, cardiólogos, dermatólogos o especialistas del riñón deberán contrastar las pruebas que confirmen las primeras sospechas.
Como ocurre con la mayoría de estas enfermedades autoinmunes y sistémicas no están claras las causas que puedan contribuir a su desarrollo, aunque los especialistas apuntan a varios factores, desde los de carácter genético, hasta otros de lo más diverso: exceso de exposición solar, reacción a una infección vírica, resultado de un traumatismo, respuesta a determinados medicamentos…
Una persona que sufra LES necesita un tratamiento específico y, además, llevar a cabo una serie de medidas que hagan más sencillo llevar la enfermedad evitando los temibles brotes en los que el dolor y el eritema se incrementan de manera notable. Evitar la exposición al sol, seguir unos hábitos de vida saludable, incluyendo dieta equilibrada y ejercicio moderado, descansar lo suficiente, evitar situaciones que puedan llevar al estrés o la depresión y mantener al día el calendario de vacunación son algunos consejos que dan los profesionales médicos como parte complementaria al tratamiento farmacológico que pueda requerir la enfermedad.