Mariola Báez
Medicina general
Luxación de hombro en personas mayores: ¿cómo prevenirla y tratarla?
Esta dolorosa lesión requiere atención inmediata y tratamiento específico para evitar que se repita
Lo que generalmente llamamos “hombro salido” es una compleja lesión que puede presentar una tipología diversa y que, en los adultos mayores, suele ser consecuencia de un traumatismo, normalmente provocado por una caída.
El hombro es una de las articulaciones que empleamos a fondo y que implica un mayor rango de movimiento. Extensiones, elevaciones, giros y gestos hacia adelante y hacia atrás son posibles por la perfecta unión entre la cabeza del húmero, que se inserta en la cavidad glenoidea, que cuenta además con una red de ligamentos y potentes tendones que hacen posible cada uno de esos movimientos, tal y como explican expertos fisioterapeutas.
¿Qué tipos de luxaciones de hombro existen?
Una luxación de hombro siempre tiene matices, porque no todas son iguales. La clínica especializada en este tipo de lesiones, Unidad Hombro Codo Madrid, detalla que la luxación es solo una de las distintas patologías que pueden afectar a esta articulación.
Además, hay que matizar que existen distintos tipos de luxaciones, que dependen del grado de deslizamiento de la cabeza del fémur y de la dirección que implique. Según estas variables, puede tratarse de una luxación acromioclavicular, que afecta a la propia clavícula, o de una esternoclavicular, menos frecuente y más clave, porque el deslizamiento de la "bola" del hombro puede acabar afectando a la ubicación natural del esternón.
En general, las luxaciones de hombro resultan realmente dolorosas pero, una vez atendidas a nivel médico, su evolución en personas mayores, aunque lenta, es favorable. Su principal problema radica en que, una vez que el hombro “se sale” por primera vez, es relativamente normal que vuelva a repetirse, en cuyo caso, nos encontramos con lo que los médicos traumatólogos consideran hombro inestable.
En ocasiones, especialmente en edades avanzadas, el deterioro de la propia articulación y la laxitud que presentan los tejidos que la protegen hacen necesaria una intervención quirúrgica que dé la suficiente solidez a la articulación. Ante una lesión de este tipo, lo habitual es tener que inmovilizar la articulación durante unas semanas (brazo en cabestrillo), tras las cuales la fisioterapia especializada entra en juego, como método eficaz para fortalecer la zona (evitando nuevas luxaciones) y favorecer el movimiento seguro y progresivo de esta articulación.