Mariola Báez
Medicina general
¿Qué es la medicina nuclear y cuáles son sus principales aplicaciones?
Ofrecer información certera, que facilite el diagnóstico precoz es solo uno de sus objetivos
La nuclear es una de las ramas de la medicina menos conocida. Se utiliza para el diagnóstico y tratamiento de distintas enfermedades desde hace apenas unas cinco décadas, pero los avances científicos, médicos y tecnológicos en este campo, hacen que las perspectivas respecto a sus aplicaciones futuras no tengan límites.
Si el descubrimiento de los rayos X supuso una “revolución” para la medicina por la posibilidad de “ver” la estructura interna del cuerpo humano y obtener así una información esencial, la medicina nuclear, va más allá.
La Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (SEMNIM) define esta especialidad como aquella que emplea isótopos radiactivos para la prevención, diagnóstico, terapéutica e investigación médica.
Esos isótopos son lo que se conoce como radiofármacos, sustancias que se introducen en el organismo y sobre las que se puede hacer un seguimiento desde el exterior, con el objetivo de “dirigirlos” a un órgano o tejido concreto, tal vez un tumor, que se pretende examinar o tratar de alguna manera.
¿Cómo es una prueba de medicina nuclear?
Esta innovadora rama médica se centra en dos áreas principales: el diagnóstico y el tratamiento con fines terapéuticos.
En ambos casos se trata de una técnica no invasiva (no hay cirugía, ni se introduce aparato alguno en el organismo). El radiofármaco, generalmente aplicado por medio de una inyección venosa, viaja a través del torrente sanguíneo hasta alcanzar el área a estudiar. Una vez en su punto de destino, sus emisiones radiactivas, inocuas para el organismo, son recogidas por una gammacámara, que proporcionará una serie de imágenes no solo del órgano o del tejido, sino también de cómo está funcionando. En los últimos años, gracias a la técnica de tomografía por emisión de positrones (PET) se ha conseguido realizar incluso estudios moleculares.
Aunque aún nos suene a ciencia ficción, la medicina nuclear hace posible tratar cada vez más enfermedades, especialmente distintos tipos de cáncer, patologías relacionadas con la glándula tiroides y con el dolor óseo.
En cuanto al diagnóstico, la SEMNIM indica que en la actualidad existen más de 100 radiofármacos que permiten la detección precoz en el campo de la cardiología, la oncología, la nefrología y las infecciones de origen diverso.
Grandes hospitales y clínicas cuentan con unidades específicas de medicina nuclear que hacen posible la realización de distintas pruebas, cada una de ellas con un fin concreto. Gammagrafías para estudiar el sistema digestivo, el respiratorio o incluso la actividad cerebral; marcajes celulares para obtener información sobre plaquetas, densitometría ósea, para conocer el grado de mineralización del hueso y prevenir la osteoporosis, son solo algunas de las aplicaciones que ya son realidad en la medicina nuclear, un campo en el que las investigaciones continúan sorprendiendo con esperanzadores resultados.