Problemas de metatarsalgia y dolores en los pies

No reparamos demasiado en ellos, pero nuestros pies son un engranaje perfecto que permite desplazarnos mientras soporta nuestro propio peso corporal. A veces presentan dolor en zonas concretas, por ejemplo, áreas del talón, que podría deberse a la presencia de un espolón calcáneo, cerca de los dedos (tal vez uñas encarnadas) y también en la misma planta del pie, en lo que se conoce como antepie, que es el área donde se unen dedos y planta. Es precisamente el conjunto de estas dolencias, que se concentran en esta zona, lo que la Sociedad Española de Medicina y Cirugía de Pie y Tobillo (SEMCPT) define como metatarsalgia.

¿Por qué se produce esta patología y cómo puede tratarse?

La metatarsalgia es una enfermedad no grave pero sí dolorosa que requiere atención especializada. Generalmente, tiene dos formas de manisfestarse: la metatarsalgia inflamatoria, que es una patología que suele está relacionada con otra que puede estar afectando a todo el organismo en su conjunrto, y la metatarsalgia mecánica, que siempre tiene que ver con un mal funcionamiento de huesos, músculos y articulaciones.

Cuando ese juego perfecto, que hace que las articulaciones de los dedos de los pies se flexionen lo justo para que caminemos sin dificultad, no funciona de forma correcta, aparecen los dolores que indican la presencia de una metatarsalgia.

La citada Sociedad da como dato interesante el que señala que 8 de cada 10 personas que la padecen son mujeres y el motivo suele ser el uso de tacones no apropiados, tal vez demasiado altos, que hace que el peso se concentre al andar en la zona del antepie.

Hay otras causas que pueden ser el origen del problema, desde una actividad física excesiva, hasta la compresión de un nervio de la zona, lo que se conoce como Enfermedad de Morton.

Consulta especialista

En cualquier caso, es importante, ante el dolor permanente de pies, consultar con el especialista para determinar la causa que lo provoca e iniciar el tratamiento que consiga eliminarlo para impedir, así, que se convierta en una patalogía que limite el movimiento y afecte a la vida cotidiana.

En la mayoría de los casos, un calzado adecuado, unas plantillas ortopédicas específicas, que protejan las articulaciones de los dedos de los pies,  todo ello acompañado de una dieta de control del peso y de tratamientos de fisoterapia, pueden ser suficiente para encontrar el alivio necesario. En los casos más graves, podría ser necesaria la intervención quirúrgica que indique el especialista.