Mariola Báez
Medicina general
¿Sabes que la acalasia puede dificultar la deglución de los alimentos?
Esta enfermedad, poco frecuente, afecta al normal funcionamiento del esófago y provoca disfagia
Los problemas de deglución que pueden presentar, especialmente, las personas mayores tienen orígenes muy diversos, desde un trastorno neuromuscular relacionado con enfermedades degenerativas, como el Alzheimer o el párkinson, hasta alguna disfunción en el sistema que permite la masticación.
Esta dificultad severa a la hora de tragar los alimentos es lo que se conoce como disfagia y una de sus causas menos conocidas es la acalasia, patología que afecta principalmente a los adultos (25-60 años) y que tiene un desarrollo progresivo que hace compleja su detección.
¿Qué es la acalasia y cuáles sus causas?
La acalasia es uno de los trastornos motores que puede sufrir el esófago. Los expertos definen la enfermedad como la dificultad que presenta el tubo esofágico para mover y dirigir el alimento en su tránsito hacia el estómago, donde tendrá lugar el proceso de la digestión. Es la anormal actividad muscular del esófago la que causa el problema y desencadena la disfagia.
Tal y como señala la Fundación Española del Aparato Digestivo (@saludigestivo), el origen de la acalasia está en una degeneración progresiva de las terminaciones nerviosas del esófago, que hace que este no se relaje en su tramo final, algo indispensable para que el bolo alimenticio pase al estómago.
En lo que respecta a las causas, los especialistas distinguen entre la acalasia primaria o idopática, de origen desconocido, aunque se cree que puede ser autoinmune (es el propio organismo el que deteriora las terminaciones nerviosas); y la secundaria, que podría deberse a algún tipo de enfermedad infecciosa, de carácter inflamatorio o incluso a la presencia de un tumor.
¿La dificultad al tragar se debe a esta enfermedad?
Confirmar este diagnóstico requiere pruebas médicas específicas porque, como hemos señalado, la disfagia puede ser manifestación de múltiples patologías. Hay que insistir en que la dificultad a la hora de deglutir los alimentos siempre es motivo de consulta con el especialista.
Como síntomas indicativos de la acalasia, además de este problema, es frecuente la aparición de dolor torácico. Se trata de una sensación de fuerte opresión en el pecho que aparece incluso horas después de haber tomado alimentos y que puede confundirse con graves cardiopatías o despertar todas las alarmas pensando que se trata de un infarto.
También son frecuentes las regurgitaciones, que no tienen nada que ver con el reflujo gástrico, dado que en la acalasia los alimentos no terminan de llegar al estómago (no se mezclan con los jugos gástricos), sino que se quedan en el esófago.
Entre los síntomas más preocupantes, que requieren atención inmediata, hay que destacar la posibilidad de que parte de los alimentos puedan pasar a las vías respiratorias, provocando violentos episodios de tos, una crisis asmática en personas que sufren esta enfermedad o algún tipo de infección (bronquitis).
Tratamiento y consejos básicos ante la acalasia
Una endoscopia centrada en la parte superior del esófago, una radiografía de tórax y una nanometría, para determinar la capacidad de contracción y relajación del esófago, son las principales pruebas que se realizan para confirmar (o descartar) esta enfermedad y, en su caso, establecer el tratamiento idóneo. Por otro lado, entre las posibles opciones terapéuticas destacan:
- Tratamiento farmacológico.
- Dilatación neumática, uno de los métodos no quirúrgicos más efectivos frente a la enfermedad, que consiste en intentar relajar (o romper en los casos más graves) las fibras musculares del tramo final del esófago con ayuda de un balón neumático insuflado, introducido por vía endoscópica.
- Administración de inyecciones de toxina botulínica que consigan el mismo objetivo de relajación.
- Tratamiento quirúrgico.
Será el experto quien determine la necesidad de optar por un tratamiento determinado o por la combinación de más de uno, algo frecuente en esta patología. Además, las personas con acalasia deben prestar especial atención a la dieta, tomando alimentos apropiados, con la textura idónea que facilite su paso hacia el estómago y evitando el riesgo de atragantamientos o broncoaspiración.
Para las personas mayores es fundamental vigilar su estado nutricional ya que, debido a esa dificultad al tragar, es normal que se tienda a descartar alimentos o a comer “lo justo”, algo que puede provocar carencias importantes de nutrientes básicos.
En cuanto a las personas que presentan disfagia por acalasia o por cualquier otro motivo, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (@TuendocrinoSEEN) recomienda seguir una dieta de textura semisólida, combinando platos de textura triturada homogénea con otros presentes en cualquier otra dieta, pero eliminado algunos alimentos considerados peligrosos como:
- Frutas que resulten especialmente duras por su escaso estado de maduración, descartando además la piña (solo permitida en almíbar), la uva, la naranja, el kiwi, la fresa, el melón, la sandía, la manzana y la pera (permitas si están asadas), entre otras.
- Frutos secos.
- Verduras y hortalizas crudas, excepto el tomate.
- Pan tostado, en barra o de molde junto a la bollería. Opta por los cereales en papillas, las cremas, las galletas con leche…
- Carnes “enteras”, en filete, pechuga o entrecot. En su lugar escoge hamburguesas, albóndigas, salchichas…
- Pescados con espinas, pieles o que resulten muy secos.
- En cuanto a las bebidas, deberá extremarse la precaución si también existe problema a la hora de la deglución de líquidos.