Victoria Herrero
Medicina general
Cuidados posteriores que deben seguir los mayores tras una laringectomía total
Con la operación se hace un orificio en la garganta que, a partir de ahora, servirá para respirar
La laringectomía total es una intervención quirúrgica que se lleva a cabo en los casos de cáncer avanzado de laringe e hipofaringe, que en el 98% de los casos son consecuencia de la adicción al tabaco. Un procedimiento oncológico con el que se elimina el tumor de la zona afectada por medio de una extirpación que, en la mayoría de los casos, se lleva por delante las cuerdas vocales de los pacientes. Esto hace que les resulte imposible la comunicación verbal como era hasta ahora.
Llegado el momento, y una vez pasado un tiempo prudencial desde la operación, estas personas podrán volver a hablar, pero de otra manera. Hasta lograrlo queda mucho camino por recorrer, en el que es necesario, sobre todo cuando es una persona mayor, seguir a rajatabla una serie de cuidados y recomendaciones para que la recuperación sea todo un éxito.
Cuidados para los cambios en la fisionomía
Los pacientes laringectomizados cuentan con una abertura en su garanta que hace las veces de nariz y les sirve para respirar. Además, con la intervención también se producen cambios no solo en la voz y en la entrada y salida de aire, sino que la deglución y el olfato también se alteran.
Precisamente, la dificultad para hablar al principio de la recuperación hace que algunos afectados se aíslen o se den casos de depresión. Sin embargo, como explican expertos y asociaciones, como es el caso de la Asociación Regional Madrileña de Atención y Rehabilitación de Laringectomizados (@ARMAREL1), las personas pueden seguir con su vida normal, con algunos cambios eso sí. Una calidad de vida en la que resultan esenciales los cuidados posteriores tras una operación de esta envergadura, que incluso puede durar hasta seis horas en un quirófano.
Lo primero que estos pacientes deben saber, cuando ya estén en casa, es que la traqueostomía es una herida quirúrgica y, como tal, deben aprender a mantenerla perfectamente limpia. Algo esencial en una zona donde hay mucha secreción, que es importante quitar para que la abertura esté completamente seca y se pueda respirar sin dificultad.
En este ritual de higiene no puede olvidarse de cuidar el tubo de la traqueotomía, así como de cambiarlo cuando sea necesario para ayudar a prevenir infecciones. Para ello, es necesario tener las manos bien limpias antes de proceder y extraer la cánula del interior de la garganta.
- Para limpiar este instrumental puede usarse una solución salina normal o agua y jabón.
- A continuación, hay que hacer lo mismo con la placa del cuello que sirve como soporte para el conducto, así como con la piel de alrededor del cuello. Si hay una gasa entre la misma y la chapa, es hora de quitarla y remplazarla por una nueva.
- Por último y si se han ensuciado, es bueno cambiar las ataduras o lazos que sujetan la cánula al cuello.
Tras la operación puede pasar algún tiempo, pueden ser hasta varios meses (especialmente si tras la operación se aplica radioterapia), en el que las personas comen por una sonda puesta en la nariz, un pequeño tubo para alimentarse que los médicos colocaron tras la operación. Por ahí deberán comer hasta que puedan hacerlo por la boca. Eso sí, pasado un tiempo, los pacientes laringectomizados podrán recuperar esta función normal.
Pero hasta entonces y bajo consejo del médico, solo podrá tomar por la boca algo de miel o agua para ir suavizando y curando la garganta. También en este caso el tubo nasal debe estar perfectamente limpio de restos de comida. Y lo mejor para ello es introduciendo agua como si fueses a beber por ahí.
En las primeras semanas es normal que los afectados noten el aire más seco a la hora de respirar por el orificio de la garganta. Esto es debido a que ya no pasa por la nariz húmeda antes de llegar a los pulmones. Una situación molesta que, en algunos casos, viene acompañada de irritación, mocos y tos. Para este tipo de circunstancias, es aconsejable contar con un humidificador en la habitación o agregar unas pequeñas gotas de solución salina en el tubo de la traqueotomía.
Por último, si como parte de la recuperación los profesionales consideran adecuado seguir algunas sesiones de radioterapia es importante cuidar la piel. Además de otros efectos secundarios, como sequedad, llagas o una pérdida del gusto, la zona está más sensible y se irrita con facilidad. Es por ello que se debe aplicar una crema hidratante especial y tener cuidado con las prendas de ropa. Así, las camisas, las camisetas, los jerséis o las bufandas es mejor que sean de algodón para que no roce la dermis.
Volver a educar el habla
Es una realidad que las personas que cuentan con esta abertura en el cuello pueden volver a hablar, aunque no sea con un sonido muy natural. Es lo de menos. Lo importante es poder recuperar en la medida de lo posible la vida anterior y para eso resulta esencial comunicarse.
Aprender a hablar con voz esofágica es complicado, pero no imposible con este cambio anatómico. Lo único que hace falta es reestructurar la función que hasta ahora tenía la laringe y servirse de una especie de sonidos a partir de unos eructos controlados. Pero para lograrlo antes quedan sesiones de entrenamiento para dominar de manera independiente tanto el aire que va a los pulmones y con el que se respiram como el que se toma por la boca para hablar. Además, deben aprender cómo relajar la musculatura facial y escapular y adoptar hábitos posturales correctos.
En este caso resulta esencial contar con el apoyo de los profesionales (logopedas, foniatras y monitores) que trabajan en asociaciones repartidas por todo el país. Una labor que todos ellos hacen, con ayuda de los pacientes, para que el 80% de las personas laringectomizadas pueda terminar hablando mediante una voz erigmofónica.