Mariola Báez
Medicina general
El consumo de opioides crece en España: ¿cómo inciden en la salud de los mayores?
Su uso en tratamientos oncológicos y contra el dolor crónico casi se ha duplicado en ocho años
Así lo indican los últimos datos que ofrece la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (@AEMPSGOB), que refleja el aumento experimentado en el consumo durante el periodo 2010-2018, pasando de una de Dosis Diaria Definida (DHD) por cada mil habitantes y día de 10,02 a una de 18,76 en 2018.
En España, los fármacos de este tipo más utilizados siguen siendo aquellos que presentan una combinación entre opioides y analgésicos, como los que incluyen en su composición tramadol y paracetamol, uno de los pocos opioides cuyo consumo ha seguido creciendo en 2018. El tramadol solo, el fentanilo y la codeína unida al paracetamol completan la lista de los fármacos opioides más recetados y consumidos, pero hay que señalar que, en los tres casos, su uso descendió ligeramente el pasado año, tras haber crecido de manera constantes entre 2010 y 2017.
¿Qué función cumplen los opioides?
Los analgésicos opioides son fármacos efectivos frente al dolor que siempre deben ser prescritos por un médico, ya que pueden tener efectos secundarios. Como señalan los expertos, en ocasiones pueden provocar un efecto rebote, es decir, incrementar el dolor transcurridos sus efectos y también generar adicción.
Los opioides son compuestos naturales derivados del opio o bien sustancias sintéticas que se administran tanto por vía oral como parenteral. Cumplen una función esencial: aliviar el dolor que una persona enferma puede estar padeciendo. En este sentido, no son beneficiosos o perjudiciales porque sus efectos van a depender de una correcta (o incorrecta) prescripción y de un consumo responsable. Su efectividad radica en que actúan en el sistema nervioso central, interfiriendo en la percepción y frenando el estímulo doloroso.
La Sociedad Española del Dolor (@Sedolor) recalca la importancia de estos medicamentos frente al dolor crónico, un dolor que afecta gravemente a la calidad de vida del paciente y que sufre un 17% de la población española, especialmente personas mayores. También en el tratamiento de determinados tipos de cáncer, sobre todo en los estadios más avanzados, los opioides cumplen una función terapéutica esencial como complemento a cualquier tratamiento que lucha contra la enfermedad. En casos de dolor agudo, como el que pueda derivarse de un traumatismo o desarrollarse en un periodo postoperatorio, su uso también puede ser frecuente e indispensable.
Personas mayores y opioides: precauciones
Recurrir a los opioides cuando son necesarios y demuestran eficacia es algo tan lógico como importante. Evitar el sufrimiento es el primer objetivo de cualquier tratamiento médico. Su uso farmacológico no está limitado a determinadas edades, sino que siempre va a depender de las características y sintomatología que presente cada persona. Además, hay que tener en cuenta que no todos los opioides son iguales ni conllevan los mismos riesgos. Atendiendo a la situación de cada paciente, el médico sabrá cuál es el adecuado, para que resulte beneficioso y tenga efectos secundarios nulos o mínimos.
En el caso de los adultos mayores es especialmente importarte valorar el estado de salud en su conjunto antes de determinar la administración de opioides, dado que, a medida que avanzan los años, aumenta la comorbilidad, es decir, la presencia de varias patologías, cada una con su correspondiente tratamiento y medicación. Evitar la interacción negativa entre fármacos es el propósito que debe lograrse con una exhaustiva exploración clínica previa a la prescripción.
La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (@SEMERGENap) recuerda que más del 50% de las consultas en Atención Primaria están originadas por la existencia de dolor crónico, y en el 80% de los casos se trata de personas mayores que presentan comorbilidades y suelen estar polimedicadas.
Tratar ese dolor, partiendo de un diagnóstico correcto y a través de todas las vías posibles (terapias específicas, avances tecnológicos o fármacos opioides) que logren combatirlo cuando otros analgésicos o AINES se muestran ineficaces, es una prioridad.
La Dra. María Aurora Viloria señala, en la Guía de buena práctica clínica en Geriatría de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria), que en el caso de las personas mayores, en ocasiones, el dolor es infravalorado porque se considera un síntoma de la enfermedad primaria que lo provoca, y se tiende a focalizar el tratamiento en la enfermedad en vez de en el dolor que lleva asociado. Además, apunta que otro error que puede darse es la infrautilización del tratamiento opioide por miedo a los posibles efectos secundarios.
Valorar adecuadamente el dolor y prescribir en tratamiento analgésico idóneo, que contribuya a su alivio teniendo en cuenta las distintas patologías, desde la fragilidad hasta el dolor articular o la demencia que puede presentar una persona mayor, es el reto al que se enfrentan los profesionales de la medicina, teniendo en cuenta el incremento en la esperanza de vida.
¿Es excesivo el consumo de opioides en España?
Hay distintas opiniones a este respecto. Llama la atención el aumento en su uso experimentado en los últimos años, pero algunos expertos señalan que, tal vez, por temores ya apuntados o por la infravaloración del dolor, en determinados casos no se recurría a ellos aun siendo necesarios. Ante los datos que indican un mayor consumo, hay que estar alerta, pero como señala la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU @consumidores), en España hay que matizar que ese incremento se ha producido en los opioides considerados menores y no en los de acción más intensa como son la morfina o el fentanilo.