Victoria Herrero
Medicina general
El arenavirus llevaba 20 años "dormido" y ahora vuelve a despertar
Fue descubierto en los años 60 en Bolivia y ahora ha vuelto con algunos casos puntuales
Desde hace semanas, en los periódicos e informativos se suceden las noticias sobre un alarmante virus: el coronavirus. Una epidemia que ha vuelto a la actualidad por la rapidez de su contagio a escala mundial. Así, este virus se manifiesta a través de diferentes enfermedades asociadas, que pueden ir desde una infección respiratoria leve a un síndrome más grave como la neumonía.
Ahora, a la alerta internacional surgida por este repunte procedente de China se une un nuevo virus que, aunque no tiene la misma incidencia que el primero, sus síntomas sí pueden ser igual de peligrosos. Es el conocido como arenavirus, cuyos efectos se han hecho notar levemente en Brasil y Bolivia. Pero, por el momento, tal y como recuerdan las autoridades sanitarias de ambos países, no debe cundir el pánico, ya que se trata de casos aislados. No obstante, es importante conocer esta patología que llevaba 20 años "dormida".
¿Qué es el arenavirus? ¿Es peligroso?
Al igual que en el caso del que se habla en todos lados desde hace semanas, en el arenavirus su origen también se encuentra en un contagio de animales a humanos: en esta ocasión son los roedores, tal y como recuerdan desde los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (@CDCespanol). En el coronavirus, por su parte y según explican desde el Instituto de Virología de Wuhan (ciudad asiática donde comenzó la epidemia), parece ser que el punto de inicio de todo está en los murciélagos.
Así pues, mientras en este último caso su nombre se debe a una apariencia en forma de corona o aureola, el nombre de arenavirus obedece a un aspecto granulado. Una forma que los científicos descubrieron también en la década de los años 60 en la provincia de Beni del país boliviano y que se extendió después en diversas formas por otras naciones como Venezuela o Brasil.
Sin embargo, lo que resulta común en todos estos países es que uno de los síntomas de una persona aquejada del virus es que presenta fiebre hemorrágica viral. Es decir, además del sangrado, otra de las muestras evidentes es un fallo en el sistema vascular, como apuntan los expertos antes mencionados. Consecuencias negativas que, en los casos más graves, pueden provocar incluso la muerte del paciente aquejado del virus.
Pero antes de se produzca el fatal desenlace, hay otra serie de síntomas que merece la pena tener en cuenta: malestar, dolores musculares, manchas rojas por todo el cuerpo, dolor de cabeza o de estómago. Además, estas personas infectadas aseguran que tienen una mayor sensibilidad a la luz o episodios de estreñimiento.
Así pues, a medida que dicho diagnóstico evoluciona (el periodo de incubación del virus es de 7 a 21 días) es cuando comienza el fallo neurológico en forma de somnolencia, confusión mental o alteración del comportamiento.
¿Cómo puede una persona contagiarse de arenavirus?
Como se ha afirmado en líneas anteriores en el reportaje, animales como ratas o ratones están detrás del contagio de esta familia de virus. Así, pese a que dichos pequeños rodeadores tengan la infección de forma crónica sin ningún tipo de sintomatología, pueden transmitirla a los humanos cuando estos entran en contacto con los excrementos de los animales. Ya sea de forma directa, por inhalar partículas de la orina de los roedores o ingiriendo comida contaminada por los mismos.
Pese a esto, el contagio entre personas no se produce de forma sencilla ni por vía respiratoria como ocurre con el coronavirus. Es decir, para que el riesgo entre humanos sea elevado, en el caso del arenavirus, es necesario que haya una vía directa por medio de la sangre o los fluidos como recuerdan los investigadores. Ante esto y como tratamiento se ha demostrado la eficacia de la ribavirina a la hora de tratar algunas enfermedades ocasionadas por el arenavirus.
Pero antes de dicho momento, la Organización Mundial de la Salud (@WHO) ofrece una serie de pautas preventivas que pueden servir, en la medida de lo posible, para evitar el contagio de este tipo de familias de virus:
- Es esencial lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón (o empleando un desinfectante en casos muy concretos). A continuación, es aconsejable secarlas bien con toallitas de papel (en lugar de las convencionales toallas de baño) o bien con un secador de aire caliente en servicios públicos.
- Si se usa mascarilla en momentos puntuales, es conveniente recordar que son de un solo uso. No se puede lavar para ponérsela siempre que uno quiera.
- No se debe rociar el cuerpo con cloro o alcohol ya que no sirve para nada si en el organismo ya ha entrado el virus. Estas dos sustancias solo demuestran su valía para desinfectar algunas superficies.
- Tampoco existen evidencias científicas de que por el hecho de hacer gárgaras con un enjuague bucal o se utilice una solución salina para limpiar la nariz uno vaya a estar más protegido. En el mismo sentido, la OMS defiende que ni el ajo (pese a tener propiedades microbianas) ni el aceite de sésamo aplicado en la piel puedan ayudar en este sentido.
- No se debe recurrir a los antibióticos como parte del tratamiento. Este medicamento se indica para una bacteria, no para virus.
- Lo más importante: no sucumbir ante los falsos rumores ni alarmarse innecesariamente. En todo momento, lo principal es hacer caso a las recomendaciones dadas por las autoridades sanitarias de cada país.