Victoria Herrero
Medicina general
¿Cómo son los tratamientos en caso de rotura del tendón de Aquiles en mayores?
El sobrepeso y el sedentarismo también están detrás de esta afección muscular importante
Cuando se habla del famoso tendón de Aquiles se hace referencia al tendón del musculo de la parte inferior de la pierna, a nivel del talón, que resulta clave a la hora de cumplir con su misión de favorecer la flexión plantar del tobillo. Es decir, conseguir el empuje necesario para que una persona pueda caminar, correr o saltar. Actividades todas ellas que hacen que esta banda elástica natural soporte hasta 10 veces el peso del cuerpo. Es por eso que una mala caída o una postura pueda estar detrás de la ruptura del tendón de Aquiles.
Pero también hay otras causas, como recuerdan los traumatólogos de la Clínica CEMTRO (@ClinicaCEMTRO), que provocan su deterioro y malformación, como es el caso de un uso excesivo de la zona, el sedentarismo, el sobrepeso, algunas enfermedades de tipo reumático o ciertas patologías vasculares.
¿Qué lesiones puede soportar el tendón de Aquiles?
El 80% de las patologías relacionadas con el tendón de Aquiles tienen que ver con la rotura del mismo debido, sobre todo, a una práctica deportiva. Solo en un pequeño porcentaje dicho desgarro es consecuencia de un problema previo, como puede ser una tendinopatía aquílea. Es decir, una afección que se origina tras la formación de pequeños desgarros en las fibras que forman parte del tendón.
En definitiva, sea cual sea su origen se trata de una patología muscular severa e importante, hasta tal punto que resulta totalmente incapacitante, por lo que uno de los remedios posibles es someterse a una operación quirúrgica. Es lo que se hace al confirmar un diagnóstico precedido de una serie de síntomas que alertan de un problema en la zona baja de la pantorrilla:
- Dolor intenso o inflamación de la parte del talón.
- El paciente no puede doblar el pie hacia adentro o le molesta la pierna lesionada si pretende dar un paso. Tampoco puede ponerse de puntillas debido a la rotura de la fibra muscular.
- Cuando se ha producido dicha lesión es posible que haya oído una especie de chasquido.
Por el contrario, en los casos más leves se denominaría tendinitis o tendinosis y no llega a tanto ya que en esta ocasión lo que se observa es una inflamación o degeneración crónica de dicho cordón fibroso. Algo que resulta muy frecuente en deportistas, pero que también se da en personas de edad media y avanzada que llevan una vida sedentaria, complicada además por una situación de sobrepeso o ciertas patologías como la diabetes. También en este caso se puede recurrir a la cirugía para solventarlo, pero en la mayoría de las ocasiones el tratamiento es más bien conservador.
¿Qué tratamientos existen entonces? ¿Son aconsejables para mayores?
Como se ha especificado en el primer caso, acudir a un quirófano es la práctica más habitual cuando se produce una rotura del tendón de Aquiles. Un tratamiento que también resulta muy útil cuando el afectado presenta una edad ya avanzada. No obstante, algunos pacientes y expertos se decantan antes por elegir una terapia no quirúrgica.
De esta manera, lo que se pretende es dejar que la reparación biológica se consiga con el paso del tiempo, hasta producir una cicatrización más natural a la rotura de esta banda muscular. Sea como sea, lo cierto es que según los profesionales médicos, y salvo complicaciones añadidas, ambos procedimientos son igualmente efectivos.
Si se opta por el primer enfoque, lo que hace es una pequeña incisión en la parte inferior de la pierna. Una abertura que permitirá al cirujano unir y reparar el tejido de dicho tendón que se ha roto. Un proceso en el que puede echar mano de otras fibras cercanas para reforzar aún más la zona dañada.
Tras el paso por la sala de operaciones, el paciente deberá someterse a sesiones de rehabilitación y fisioterapia para volver a recuperar tanto la movilidad perdida como la fuerza de los músculos de la pierna y del propio tendón de Aquiles. Una recuperación que, en la mayoría de los casos, suele postergarse durante unos seis meses hasta que se vuelve a una actividad normal previa a la lesión.
Este último paso, el de la rehabilitación, resulta esencial cuando el paciente decide que ser intervenido quirúrgicamente. Entonces, el doctor le aconsejará que mantenga el tendón el reposo y use muletas para moverse, se aplique hielo en la zona para reducir la hinchazón asociada, tome analgésicos cuando la rotura venga acompañada de algo de dolor, y calce una bota especial de cuña o yeso cuando quiera caminar, al menos las primeras semanas de convalecencia.
Tras seguir estas recomendaciones, con mucha paciencia y si el especialista lo considera oportuno, es momento de empezar a trabajar el movimiento con las sesiones de rehabilitación antes indicadas.