Victoria Herrero
Medicina general
Osteomalacia o raquitismo del adulto: una enfermedad común en las personas mayores
La falta de vitamina D o calcio en el organismo provocan esta deficiencia en el metabolismo óseo
Si uno oye hablar de raquitismo, puede que se le venga a la cabeza la imagen de un niño que tiene los huesos débiles debido a una deficiencia de vitamina D. Un nutriente encargado de la absorción de calcio y fósforo necesarios para tener unos huesos sanos y que en buena parte se obtiene por la exposición solar, así como con una alimentación completa y equilibrada.
Sin embargo, el raquitismo también puede afectar a la población adulta y eso lo que se conoce como osteomalacia. Una enfermedad del metabolismo óseo que se traduce en un déficit de mineralización del hueso que viene acompañado de dolores o fracturas y especialmente llamativo en el caso de las personas mayores entre los que suele ser muy común como recuerdan desde la Sociedad Española de Medicina Interna (@Sociedad_SEMI).
En este último colectivo poblacional, además de esa falta de vitamina D esencial para el organismo, existen otras causas asociadas a la aparición de la osteomalacia:
- Efectos secundarios de algunos medicamentos.
- Ciertos trastornos de tipo renal o hepático que afectan a la absorción de esa vitamina.
- Deficiencia de calcio en la dieta.
¿Cuándo se puede sospechar de un caso de osteomalacia?
Las primeras señales que acompañan a un diagnóstico previo de esta patología se refieren a dolor en los huesos (sobre todo en la parte baja de la espalda, pelvis o las piernas) que se pueden incrementar durante la noche. A esto debemos sumar la debilidad muscular que sienten estos pacientes, espasmos y temblores musculares, así como una mayor sensibilidad cuando se presionan estos huesos.
Es entonces cuando se inicia un tratamiento en el que se recetan suplementos durante un tiempo para aumentar esa dosis de vitamina D carente en el organismo de estos pacientes. Una terapia que se complementa con una serie de pautas nutricionales y de hábitos de vida para mejorar los niveles de calcio y fósforo en la articulación ósea.
Así, además de invertir en una alimentación saludable que nos ofrezca buena parte de estos nutrientes (lácteos, pescado azul, hortalizas verdes, pan...) resulta aconsejable disfrutar cada día de un paseo al aire libre (sobre todo si el tiempo lo permite y está soleado), adaptar la casa para evitar caídas que puedan ser fatales en estos casos (además de tener en cuenta una serie de premisas para ganar en equilibrio) y mantenerse activos para evitar que esa ausencia de movilidad redunda en una pérdida de masa muscular.
Además, no está mal si mantenemos una actitud postural correcta, evitamos el consumo excesivo de café y alcohol (y por supuesto nada de fumar) o descansamos por la noche sobre un colchón firme.