Mariola Báez
Medicina general
El arduo y esperanzador camino hacia la recuperación después de sufrir un ictus
Entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus cada año en España. Un tercio padecerá secuelas
Son datos que aporta la Sociedad Española de Neurología (@seneurologia), que señala, además, que esta enfermedad genera un gasto sanitario anual de 1.250 millones de euros en nuestro país.
El ictus es un conjunto de patologías que afectan a los vasos sanguíneos que se encargan de conseguir que la sangre llegue a nuestro cerebro de manera correcta y constante. La rotura o la obstrucción de uno de esos vasos, es lo que provoca el ictus, una enfermedad que, hay que recordar, puede prevenirse en la mayoría de los casos.
La Fundación Freno al Ictus (@frenoalictus)insiste en la importancia de saber reconocer los síntomas de un ictus para actuar con rapidez, proporcionando, a quien lo sufre, la atención médica necesaria cuanto antes. Ese conocimiento es básico, tanto para lograr reducir los índices de mortalidad, como para minimizar las posibles secuelas posteriores, que requerirán un complejo proceso de recuperación.
Terapias y tratamientos después de un ictus
No hay un modelo estándar de recuperación tras un ictus. Todo depende de la gravedad del episodio y de las lesiones neurológicas que se hayan producido. Tal como explica la Federación Española de Ictus, en ocasiones, la recuperación de estas lesiones se produce, en todo o en parte, de forma espontánea en un periodo de tiempo variable. En otras, en cambio, no se consigue nunca. En cualquier caso, una rehabilitación adecuada, de la mano de profesionales sanitarios expertos, siempre logrará cierta mejoría frente a las lesiones y, si no es posible, contribuirá, de manera indispensable, a ayudar a la persona que ha sufrido el ictus a adaptarse a la nueva situación, con las limitaciones que puede conllevar.
El proceso de rehabilitación nunca es sencillo. Cada persona es distinta y en proceso de recuperación siempre es diferente. Aun así, como norma general, el mayor progreso funcional, el que puede apreciarse con mayor rapidez, se produce en los tres primeros meses de rehabilitación (especialmente durante el primero). Entre el tercer y el sexto mes, la evolución favorable suele continuar y, en este punto, la situación tiende a estabilizarse, aunque los progresos, sobre todo en cuanto al equilibrio y al lenguaje, pueden seguir dándose durante los meses y años posteriores.
En la recuperación de un ictus intervienen terapias diversas en función de las necesidades y de las lesiones sufridas en cada caso. La fisioterapia es el pilar fundamental a la hora de mantener y mejorar la movilidad, la estabilidad al caminar y la correcta postura en cualquier situación. La terapia ocupacional y las técnicas de logopedia también son básicas para lograr los progresos deseados tras un ictus.