Mariola Báez
Medicina general
Retinosis pigmentaria, una rara enfermedad degenerativa que implica la pérdida progresiva de visión
La también llamada ceguera nocturna puede mostrar sus primeros síntomas incluso pasados los 50 años
La retinosis pigmentaria o retinitis pigmentosa en una enfermedad poco frecuente que tiene su origen en distintas alteraciones genéticas. Se estima que, en España, pueden padecerla unas 25.000 personas, aunque también se calcula que más de medio millón podrían presentar alteraciones genéticas que predisponen al desarrollo de la enfermedad.
Como explica el Instituto de Microcirugía Ocular (@imobarcelona), esta es la distrofia hereditaria de retina más frecuente. Lamentablemente, no se pueden tomar medidas preventivas para evitar su aparición. Lo que sí es importante es su detección precoz para poder anticiparse al desarrollo de la enfermedad y sus graves consecuencias.
Cómo saber si sufres el síndrome de “ceguera nocturna”
No solo es difícil de detectar sin un complejo estudio genético, algo que a priori no se realiza como práctica habitual si no existe un motivo claro que lo justifique. Además, la evolución de la retinosis es lenta e imprevisible.
Para entender esta enfermedad, hay que saber el papel fundamental que desempeña la retina en la visión. Como señala la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), la retina es la capa más interna del globo ocular y la responsable de captar la luz y transformarla en un impulso nervioso que llegue al cerebro y nos permita “crear” las imágenes que vemos. La retinosis altera precisamente esa capacidad de captar la luz. Por eso, una de sus primeras manifestaciones es la dificultad de los órganos visuales para adaptarse a situaciones con luz escasa, lo que se conoce como ceguera nocturna o nictalopía.
La pérdida progresiva de visión periférica es otro de los síntomas habituales (visión en túnel) y, en general, la retinosis se identifica con una pérdida de agudeza que hace que, poco a poco, la nitidez de las imágenes que captan nuestros ojos se vaya perdiendo. Aunque esta enfermedad, hereditaria en la mayoría de los casos, suele presentar manifestaciones antes de cumplir la treintena, no es algo excepcional detectarla de manera definitiva en adultos mayores, superados los sesenta años.
Ante síntomas como la pérdida de visión periférica o los deslumbramientos frecuentes por dificultad de visión nocturna, es importante acudir al oftalmólogo quien, tras realizar pruebas determinadas, entre ellas la del fondo del ojo, podrá diagnosticar si se trata de esta u otra patología ocular.
No existe un tratamiento definitivo que pueda curar la retinosis pigmentaria, pero sí se puede recurrir a determinadas ayudas (gafas, filtros...) que mejoren la visión y hagan más sencillo el día a día de las personas que sufren esta enfermedad ocular. Nuevas terapias genéticas y estudios sobre la posiblidad de implantar microchips en la retina que hagan posible la visión artificial son las dos vías en las que se trabaja actualmente para encontrar una solución a esta patología, que puede acabar llevando a la ceguera.