Mariola Báez
Medicina general
Las técnicas más eficaces de Terapia Ocupacional para frenar el avance del Alzheimer
Mantener la máxima funcionalidad, la autonomía y la calidad de vida del paciente es su objetivo
Así lo indica la Fundación Reina Sofía en su Guía para Profesionales que trabajan con enfermos de Alzheimer, resaltando la eficacia de esta terapia en personas que presentan un riesgo de sufrir alguna limitación o grado de dependencia en el desarrollo de sus actividades diarias a causa de esta enfermedad neurodegenerativa.
La terapia ocupacional es una parte fundamental en el tratamiento no farmacológico de los distintos tipos de demencia. Se centra en la persona desde un concepto holístico, es decir, de manera integral, teniendo en cuenta la relación entre el posible deterioro físico y la pérdida progresiva de las funciones cognitivas. Su objetivo es siempre frenar, impedir que la enfermedad avance o, al menos, conseguir retrasar sus efectos. Para ello el terapeuta ocupacional cuenta con técnicas específicas, cada vez más avanzadas y eficaces.
Cómo se establece la terapia ocupacional más adecuada
Pérdida de capacidad motora, desorientación, confusión, alteraciones en el lenguaje y en la memoria, dificultad para realizar tareas sencillas y cambios en la conducta son algunos de los síntomas que aparecen con la enfermedad de Alzheimer en sus distintas fases. El primer paso, antes de iniciar cualquier terapia ocupacional, es la evaluación del nivel de funcionalidad que presenta la persona, para establecer así las técnicas que resultarán más efectivas. Para llevarlas a cabo, el terapeuta recurre a una serie de herramientas, como son el Índice de Barthel o el de Lawton y Brody, que miden el grado de autonomía a la hora de realizar actividades cotidianas.
Establecidas las necesidades concretas de la persona, se determinará la terapia que incida precisamente en los aspectos cognitivos que presentan una mayor pérdida de funcionalidad.
¿Qué técnicas se aplican actualmente con buenos resultados?
Una de cada diez personas mayores de 65 años sufre Alzheimer, según datos de la Fundación Pascual Maragall (@fpmaragall), que también detalla que cada tres segundos se diagnostica un nuevo caso de demencia en el mundo. Las investigaciones centradas en encontrar una solución que frene esta “epidemia” del siglo XXI, ligada al envejecimiento de la población y al incremento de la esperanza de vida, avanzan en dos principales vías: el tratamiento farmacológico y las terapias que ayuden a evitar que la enfermedad progrese.
Cada vez son más las técnicas de terapia ocupacional que han demostrado su eficacia a la hora de lograr el objetivo. Entre las que se desarrollan actualmente destacan:
- Estimulación sensorial. Consiste en realizar una serie de ejercicios y actividades cuya finalidad es potenciar la funcionalidad de los cinco sentidos del paciente, mediante el reconocimiento de estímulos concretos. En algunos casos, el trabajo se realiza en salas multisensoriales, también llamadas salas o terapias Snoezelen. La Asociación de Estimulación Sensorial y Snoezelen (ISNA España) explica que éste es un concepto novedoso y global, que hace referencia a una serie de intervenciones destinadas a proporcionar la activación sensorial, buscando la estimulación o la relajación según cada caso y siempre contribuyendo a incrementen el bienestar de la persona.
- Estimulación neurosensorial. Con ella se intenta mantener la conexión de quien padece Alzheimer con su entorno y también con el mudo que le rodea.
- Estimulación física. Es una parte fundamental de la terapia ocupacional, cuyo objetivo se centra en desarrollar la psicomotricidad como elemento básico para mantener la propia autonomía.
- Terapia recreativa. Es un conjunto de técnicas concretas que se basan en el juego, en las actividades lúdicas como método para que la persona afectada combine el ocio con distintas actividades manipulativas, siempre con finalidad terapéutica.
La efectividad a la hora de frenar la enfermedad
Los resultados de la terapia ocupacional se trasladan progresivamente a la vida cotidiana de una persona que sufre demencia. Los profesionales insisten en la necesidad de iniciar estas terapias en cuanto la enfermedad es diagnosticada, ya que su eficacia es mayor en las etapas iniciales del Alzheimer.
Las técnicas aplicadas son siempre individuales, aunque puedan desarrollarse en grupo, porque se adaptan a las necesidades específicas de cada persona. Manualidades, ejercicios de cálculo o de lenguaje, psicomotricidad fina, que propicie el entrenamiento básico de movimientos que se aplicarán en gestos sencillos de la vida diaria; musicoterapia, ejercicios de memoria o los cuidados de un jardín o huerto son algunos ejemplos. La lista de actividades que puede abarcar la terapia ocupacional es extensa y muy variada, pero es importante señalar que no se trata de actividades de entretenimiento, porque su fin es terapéutico y su repercusión en la calidad de vida de una persona enferma resulta evidente.
Como recuerda la Fundación Alzheimer España (@AlzheimerEsp), estas terapias se traducen en programas de trabajo concretos, que deben adaptarse a cada etapa del Alzheimer y estar siempre enfocados a la psicoestimulación cerebral, la clave del freno de la enfermedad.