Teresa Rey
Medicina preventiva
Artrodesis: una intervención quirúrgica que estabiliza vértebras dañadas
Fusiona de forma permanente dos o más huesos para impedir que se muevan y fijarlos
La artrodesis es una intervención quirúrgica que fusiona de forma permanente dos o más huesos para que estos se bloqueen y por tanto no se muevan. Es una cirugía frecuente en la columna vertebral y se emplea para que dos o más vértebras queden inmovilizadas. A veces se emplea en tobillos, muñecas, hombros o rodillas, mientras que para articulaciones más grandes son habituales otras técnicas.
La finalidad de esta operación es estabilizar la articulación consiguiendo que la extremidad quede alineada y que a su vez el dolor que existe por la anomalía disminuya.
Qué métodos existen
Este método se practica de diversas maneras. Por un lado, el cirujano puede usar como hueso un injerto para fusionar las vértebras afectadas. Esta unión se efectúa a través de distintos procedimientos.
Por un lado, se colocan tiras del material del injerto óseo sobre la parte posterior de la columna vertebral, en el caso de que sea aquí donde se practique. Otra opción es ubicar dicho material entre los mismos huesos. Y además, en ocasiones se utilizan una especie de cajas que se sitúan también entre las vértebras y que se llenan del injerto. A esta alternativa se la conoce como artrodesis no instrumentada.
Este injerto se puede obtener de otra parte del cuerpo (autoinjerto), generalmente del hueso pélvico. Así previamente se tendrá que hacer un corte encima de la cadera y extraer la cantidad necesaria de la parte posterior del borde de la pelvis. Existen además los aloinjertos, cuando el material se consigue de un banco de huesos, o en ocasiones se recurre a un sustituto óseo sintético.
A veces se emplea un método instrumentado, que supone la fijación con varillas, tornillos, placas o cajas o elementos de osteosíntesis. Algunos expertos aseguran que esta posibilidad es más complicada de poner en práctica y conlleva más complicaciones.
¿Cuándo se hace?
Como siempre será el experto el que determine cuándo llevar a cabo esta operación, pero hay algunas causas fácilmente identificables que la aconsejan. Este es el caso de infecciones, tumores, secuelas de traumatismos y en procesos degenerativos o inflamatorios crónicos. Se suele utilizar igualmente en articulaciones con hemorragias de repetición, ya que este problema deriva en un deterioro articular.
Otros supuestos en los que se recomienda son lesiones de ligamentos, parálisis o inflamación crónica causantes de inestabilidad articular. En fracturas de columna sobre todo por lesión neurálgica, deformidades como la escoliosis, artritis reumatoide o desplazamientos de una vértebra sobre otra como sucede en la espondilolistesis.
En estas situaciones el especialista establece si las estructuras que permiten a las articulaciones permanecer estables se encuentran en las condiciones adecuadas. Si hay un déficit funcional se intentará dotarlas de la estabilidad que requieren porque de lo contrario la posibilidad de sufrir lesiones se incrementa. Se estudia hasta qué punto hay una alteración en la función o si el dolor en la articulación es tal que resulta limitante. Es por ello que si tras el diagnóstico lo estiman oportuno recomendarán esta fusión que proporciona el método de la artrodesis.
¿Qué contraindicaciones tiene?
Como cualquier intervención quirúrgica esta tiene una serie de contraindicaciones, de las que nos deberá informar con detalle el profesional. Por un lado, si hay alguna infección habrá que esperar a que remita. Resulta imprescindible además saber si somos alérgicos a algunos de los componentes de los dispositivos médicos utilizados en este proceso.
La artrodesis de espalda tiene contraindicaciones principalmente en mayores de 45 años, en especial porque a partir de estas edades el hueso empieza a ser de una calidad menor. Los riesgos se complican y si se posee artrosis podría surgir dolor secundario. Además, entre las contraindicaciones absolutas de la artrodesis lumbar estarían la espondilolistesis, hernia discal aislada con radiculopatía predominante y estenosis lumbar.
Cómo es el proceso de recuperación y fisioterapia
La recuperación depende siempre de las características del paciente y de su estado de salud en general. No obstante, es cierto que cuando esta técnica se usa para la soldadura lumbar, cuyo proceso dura entre tres y cuatro horas, se prolonga algo más que en otros casos.
Lo habitual es que el paciente permanezca hospitalizado alrededor de cuatro o cinco días. Después, la recuperación de la vida cotidiana tardará un tiempo, en especial en lo referente a las actividades físicas. Hasta que no recibamos el visto bueno del especialista y verifique la buena marcha de la operación, no es recomendable que hagamos ejercicios bruscos o no aconsejados. Esto suele ocurrir transcurridas unas seis semanas tras la cirugía.
La consolidación es factible en unos tres o cuatro meses y será el momento de retomar todo los elementos que formaban parte de nuestra cotidianidad, incluido el deporte.
Aparte de la vuelta a la normalidad que se ha de desarrollar en sintonía con las características particulares de cada operado, se recomienda seguir un programa de rehabilitación fisioterapéutico. Con se lograrán varios objetivos:
- Calmar el dolor habitual después de cirugía, con movimientos lentos y controlados.
- Fortalecer la musculatura de la zona con ejercicios específicos.
- Mejorar el acondicionamiento cardiovascular.
- Conseguir la reeducación postural para recuperar la movilidad de forma correcta.
Los masajes descontracturantes o incluso la hidroterapia, sobre todo, para la columna, se presentan como alternativas complementarias e interesantes, según los especialistas.